Si eres un cristiano que ha enfrentado sufrimiento en la vida, entonces probablemente te hayas encontrado con varios cristianos que desearon proporcionarte consuelo y ayuda.
Algunos de ellos fueron probablemente de ayuda, mientras que otros... no tanto.
La mayoría de la gente, incluyéndome, ha dicho cosas que son inútiles y ha empeorado las cosas para hermanos y hermanas que sufren.
Aquí hay 4 cosas que no deberías decirle a las personas que están sufriendo.
# 1: No digas cosas buenas a través de formas lejanas de comunicación.
Las personas que sufren a menudo luchamos con sentimientos de aislamiento y soledad. Una de las más grandes necesidades es tener gente que se acerque y fomente/busque una relación de amistad. Un error común entre los jóvenes es la tendencia a buscar esa relación de la manera menos personal posible. En lugar de llamar y tener una conversación, enviamos mensajes de texto. En lugar de tener conversaciones cara a cara o visitar a las personas en sus hogares, enviamos mensajes en Facebook. Estos métodos de comunicación son buenos, pero a menudo no son suficientes por sí mismos para realmente consolar a las personas.
Para personas que sufren enfermedades crónicas y otras situaciones que producen sufrimiento prolongado, es más probable tener este sentimiento de aislamiento. Esto fue una realidad para mi esposa, después de tener un trasplante de hígado. Mientras que ella apreciaba a quienes les enviaban mensajes, ella todavía luchaba con sentirse desconectada de la comunidad. Mientras menos personal sea la comunicación, eres de menor ayuda a la persona lastimada que se siente solo o aislado.
En su lugar, trate de hacer esto: Ten conversaciones cara a cara y visita a las personas en sufrimiento en sus hogares. Los mensajes de texto y otras formas de comunicación no son malos, pero son insuficientes por sí mismos para cuidar de la persona que sufre. Las personas necesitan comunicarse intencionalmente con las personas en sufrimiento con formas de comunicación más personales, aunque esto sea difícil e incómodo.
# 2: No digas declaraciones que “deberían” solucionar el problema.
Intentar ayudar a una persona a resolver sus problemas puede ser una cosa sabia y amorosa. Si una persona lastimada quiere que alguien le ayude a resolver un problema, ofrecer consejos sobre cómo arreglar las cosas puede ser justo lo necesitan. Sin embargo, si tratamos de solucionar los problemas de una persona lastimada que no tiene deseo de pedir ayuda y no la ha pedido, entonces nuestros esfuerzos generalmente hacen las cosas peor, no mejor. Permítanme ser claro, tratar de solucionar problemas no siempre es malo, pero casi siempre es inútil si la persona que está sufriendo no quiere hablar de ello en esa conversación en particular.
Otra razón para evitar tratar de brincar directamente a la resolución del problema, es que nos puede distraer de la obra de dar estímulo centrado en el Evangelio. En muchas ocasiones, he sido culpable de precipitarme dando consejos y soluciones de problemas, pero fallando en escuchar bien y hablar de estímulos centrados en el Evangelio a alguien que está sufriendo. Sospecho que no soy la única persona que ha luchado por ello. Las personas que sufren a menudo nos necesitan para recordarles de la esperanza del Evangelio mucho más de lo que ellos nos necesitan para ser un solucionador de problemas. Podemos dar esperanza por medio del Evangelio dirigiendo a la persona en sufrimiento a la Cruz y el Salvador que sufrió para salvarnos. Recordémosles las promesas garantizadas de la palabra de Dios. Recordémosles que pueden confiar en Dios aun en su sufrimiento porque tienen el mismo favor, amor y posición perfecta delante de Dios el Padre que Jesús tiene, por estar en Cristo. Recordémosles que Dios está en medio de sus incertidumbres, preguntas y dudas. Para hacer esto bien requerimos escuchar atentamente antes de hablar. No dejes que tu deseo de “resolver el problema” te distraiga de este trabajo de estimular a nuestros hermanos por medio del Evangelio.
En cambio, trata de decir esto: «Lo siento hermano. Quiero estar aquí para usted y apoyarle. ¿Quieres hablar sobre lo que estás sintiendo ahora mismo o hablar sobre algunas formas para tratar de hacer las cosas mejor?" Nunca vamos a saber lo que la persona necesita y quiere en sus conversaciones a menos que se le pregunte. Tratar de resolver el problema de las cuestiones que rodean el dolor que está experimentando la otra persona debe evitarse a menos que la persona diga que quiere esto, es decir, hay que pedirle permiso a la persona primero antes de compartir tus consejos. No perdamos tanto tiempo, esfuerzo y energía centrándonos en la resolución del problema o en corto tiempo lo estaremos cambiando por la necesidad de dar aliento centrado en el Evangelio. Preguntemos: "Hermano(a), las circunstancias suenan realmente difíciles para usted. Puedo decirle ¿por qué Jesús me da esperanza para usted en esta situación?"
# 3: No intentes evadir de decir algo acerca de sus sufrimientos o termines diciendo nada en absoluto.
Es difícil saber qué decir a las personas que sufren. Las personas que no han atravesado dolor significativo o muerte pueden sentirse especialmente incómodas, abrumadas y estupefactas frente al sufrimiento de otra persona. Debido a esto, algunas personas encuentran que lo más fácil para ellos es evitar hablar sobre el problema. Hablan con la persona herida sobre deportes, actualidad, programas de televisión y 1 millón de otras cosas, pero no hablan del sufrimiento de la otra persona. La incomodidad de otras personas va más allá, y les lleva a evitar por completo hablar con la persona que sufre.
Esta puede ser la respuesta más hiriente para alguien que está sufriendo. ¡No hagas esto!
En cambio, tratar de decir esto: "¿Cómo vas con (lo que sea su situación)?" o "amigo, me preocupo por ti y lo siento, y honestamente no tengo idea qué decirte ahora mismo. Pero aun así me importas mucho." Si estás nervioso o perdido en qué decir, simplemente admítelo. Esto demuestra amor y preocupación de una manera que si es significativa para la persona lastimada.
# 4: No digas: “Sé lo que estás pasando”.
Las personas que dicen esto generalmente tienen su corazón en el lugar correcto. No quieren que la otra persona se sienta sola y dicen esto para mostrar que entienden. Pero este es el problema: la persona que dice esto no sabe realmente lo que está pasando la otra persona. La misma experiencia, como la muerte de un abuelo, es diferente para cada persona porque cada persona es diferente, las circunstancias son diferentes y la relación es diferente. Decir esto no ayuda a la persona que está sufriendo. De hecho, a menudo solo lo empeora.
En cambio, tratar de decir esto: "No sé exactamente lo que estás pasando, pero parece doloroso, triste, etc., y lo siento". A menudo lo más útil que las personas que sufren pueden escuchar, es que deseas estar presente para ellos y para escucharles. Las personas que sufren necesitan escuchar "me importas y estoy aquí para hablar o simplemente estar contigo."
Puede ser difícil ministrar a aquellos que están sufriendo. Pero, con la gracia de Dios y sabiduría práctica, Dios puede usarnos para hacer una verdadera diferencia en la vida de alguien.
ESCRITO POR: COLIN MATTOON | TRADUCIDO POR: PRISCILA ACUÑA
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