Cuando el ministerio de Jesús en la tierra se acercaba a su cierre, Él tuvo una conversación con sus discípulos más cercanos mientras estaban juntos en el aposento alto. En los minutos anteriores, Él había predicho su traición, luego vio como Satanás entró en Judas quien abandonó esa íntima reunión y salió a la noche para traicionar al Hijo de Dios. Un contexto singular y único en la historia del mundo, este es el momento en que Jesús escoge ofrecer estas palabras.
“Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros; que como yo les he amado, así también se amen los unos a los otros. En esto conocerán todos que son mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros” (Juan 13:34-35).
Una verdad con una aplicación infinita.
No es complicado pero es complejo; Jesús dio una instrucción concisa con millones de aplicaciones. Los seguidores de Jesús seremos identificables a medida que demostramos el amor que hemos visto y experimentado en nuestro Salvador. Es un amor demostrado a través de la muerte; muerte de uno mismo y de todos los deseos, expectativas, esfuerzos y aun de las necesidades percibidas que tenemos. Es también un amor visto en el vivir; vivir por el amor de Dios y las necesidades de otros. Te invito a pensar brevemente conmigo, acerca de cómo se ve vivir este mandamiento, cuando amamos a las personas que están experimentando circunstancias traumáticas– perdida repentina, traición devastadora, un diagnóstico médico que altera la vida, actos de violencia o violación– estas son las cosas que sacuden nuestro propio cimiento y puede hacer que el futuro parezca como un extensa pizarra en blanco.
¿Cómo amó Jesús?
1. Jesús entró. Él es Dios quien se hizo hombre. Hebreos nos dice que esto significa que Él entiende (Heb. 4:15). Cuando amamos como Él nos ha amado, no nos paramos a la distancia tratando de servir desde nuestro propio entendimiento. Nosotros nos acercamos a aquellos que estamos buscando servir, para que lo que ofrecemos verdaderamente dé gracia en el momento. Cuando las personas en nuestro mundo experimentan este tipo de eventos catastróficos, necesitamos entrar – y quedarnos adentro.
Los amigos de Job comenzaron muy bien. Su presencia silenciosa reconocía la profundidad del dolor de Job y el misterio de la mano de Dios en este mundo. Toma tiempo para sentarte en el montón de ceniza con tu amigo lastimado. Déjales saber de tu compromiso en el camino con ellos tanto tiempo como lo necesiten.
Mientras esperas, en oración escucha las necesidades. Las personas en crisis quizás luchen con las necesidades básicas de la vida – comida, ropa, techo. Es probablemente porque su nueva realidad requiere que ellos naveguen mundos que no entienden. – legal, médico, gubernamental. Con la magnitud de las necesidades, lo más probable es que sea poco realista para una persona servir en todas las maneras en que se necesita. Reúna a un equipo que puede navegar sabiamente las diferentes áreas de servicio y puedes ofrecerle a tu amigo un plan coordinado de cuidado que comunica confianza y el tierno amor de Dios.
2. Mientras que Jesús entró a entender lo que es ser como nosotros, Él no tenía incertidumbre acerca de nuestra necesidad final. Él suplió muchas necesidades terrenales en el camino, pero nunca perdió de vista la verdadera necesidad. Necesitábamos a Dios y Jesús vino como medio para abrir el camino a Dios. De manera similar, nosotros vamos a demostrar mejor Su amor, al recordar que aquellos que buscamos amar, necesitan mucho más que nuestro esfuerzo humano; ellos necesitan a Dios. Nuestros esfuerzos, son solo conductos de Su belleza y gracia hacia ellos. Haz el trabajo de amor pero nunca olvides el Corazón del amor; el evangelio de Dios apunta hacia la esperanza en medio de la más profunda oscuridad.
Jesús suplió muchas necesidades terrenales en el camino, pero nunca perdió de vista la verdadera necesidad.
3. Jesús siguió. Repetidamente le indicó a sus oyentes que Él, como nosotros, era llamado a un papel de sumisión. Él amó perfectamente al permitirle al Padre determinar sus decisiones en la vida. Si nosotros vamos a amar bien, nos vamos a someter en humilde obediencia a Aquel que realmente conoce todas las cosas. Nosotros no ofrecemos lo que creemos que se necesita, tampoco nuestros propios deseos y expectativas han de dirigir nuestro servicio. Es muy probable que nuestros amigos ni siquiera sepan lo que necesitan – o si lo saben, quizás no puedan articularlo. Vamos a servirles mejor si estamos en la postura de esperar en Dios por sabiduría y luego seguirlo en humilde obediencia a medida que Él nos dirige.
Aquellos que buscamos amar, necesitan mucho más que nuestro esfuerzo humano; ellos necesitan a Dios.
Procede gentilmente
En tiempo de crisis, las heridas de la batalla están abiertas. Un “toque” de un amigo que no considera cuidadosamente, pueden sentirse como quemaduras, como cuando se frota alcohol. Tú quizá falles en algunos momentos, si lo haces, tienes que estar listo para reconocer la falta y pedir perdón. Por la gracia de Dios, no vivimos en crisis todo el tiempo, y no hay dos crisis que sean iguales y las personas dentro de la crisis son individuos. Nosotros haremos bien al acercarnos a las necesidades de un amigo que esté sufriendo circunstancias traumáticas con precaución llena de fe e infundida de amor. Al mismo tiempo, nos sostenemos a la esperanza de que Dios está cercano y está tiernamente trabajando para Su Gloria y el bien de cada uno de los que han sido tocados por el sufrimiento.
Preguntas para reflexionar
Durante tiempos de crisis personal en tu vida, ¿qué te ha ministrado más? ¿Qué otra aplicación de cuidado en la crisis ves en Juan 13:34-35?
Betty-Anne Van Rees (MABC) está alimentada por su pasión de ver a la iglesia canadiense convencida y equipada para cuidar a las almas a través de la Palabra viva (tanto encarnada como inspirada). Betty-Anne es miembro del consejo de BCC y ha trabajado junto con un equipo de hombres y mujeres de ideas afines para lanzar el BCC canadiense.
Traducido por: Martha Velazquez
Comments