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Adolescentes y Redes Sociales


Como todos nosotros, los adolescentes también están hechos para vivir relacionados. Ellos son sociables, se interesan en sus compañeros y buscan conectar en las relaciones que van construyendo. Asimismo, van creciendo en su independencia. Para muchos, las redes sociales apenas están disponibles para ellos y encuentran que están hechas a la medida de quienes apenas incursionan en ellas. Proporcionan una manera fácil de conectar con personas y ponen un mundo de información a disposición de sus manos. Incluso, ofrecen el poder pertenecer a comunidades (grupos de personas con fines en común) para aquellos que se consideran tímidos o son más aislados y necesitan una conexión con el mundo exterior.


Sin embargo, esta nueva manera de relacionarse puede resultar peligrosa para un adolescente que no se percata de los riesgos potenciales. El uso indiscriminado de redes sociales puede acarrear diversos impactos negativos. Es adictivo. Puede crear un sentimiento de necesitar estar “conectado” siempre por miedo a perderse de algo. Algunos jóvenes empezarán a perder el sueño así como interés en otras actividades. Otros, constantemente, se crearán y se recrearán en línea mientras que sienten una falsa sensación de seguridad debido a la seguridad percibida de una pantalla electrónica. Esto puede llevarlos a una falta de discernimiento entre lo que es correcto publicar y aquello que los puede hacer vulnerables a acoso, burlas y pornografía en línea. Puede incluso elevar el riesgo de convertirse en víctimas de depredadores cibernéticos.


Aquello que puede no interesarte debiera convertirse en algo de valor por el bienestar de tus hijos.

Estos problemas son serios, y como padres, necesitamos estar en comunicación abierta con nuestros hijos. Tal y como se le enseña a un niño cómo manejar un horno, una bicicleta o un carro, así debemos prepararlos para un correcto uso de las redes sociales. Nunca deberíamos dejar a un jovencito simplemente encender la estufa y jugar con ella, así tampoco deberíamos dejar a un niño de 14 años las llaves de una camioneta y esperar que cuente con el conocimiento, habilidades y buen juicio de manejarla correctamente. De la misma manera, no deberíamos dejar usar a un niño un celular u otro dispositivo que se conecte al internet, sin primero moldear su percepción hacia dichos dispositivos e interactuar con ellos en su uso.


Para empezar, habla con ellos acerca de un principio bíblico orientado a la mayordomía. Recuérdales que estamos llamados a ser diligentes de lo creado por Dios (Salmo 24:1). Todo es suyo y debemos usarlo fielmente para servirle. Explica que la mayordomía abarca a todo lo que el hombre crea, incluso dispositivos electrónicos. Ayuda a tus hijos a formarse una idea de la tecnología. Enséñales acerca de sus beneficios, así como de los peligros potenciales, cuanto antes, mejor. Muchas preocupaciones pueden evitarse si los padres se involucraran en explicar a sus hijos una opinión acerca del tema- en vez de intentar revertir una mala idea ya adoptada.


Luego, para mantener una conversación abierta, desarrolla en ellos un conocimiento del trabajo y comprensión de las redes sociales. Los padres (así como trabajadores jóvenes y consejeros) no pueden darse el lujo de minimizar su falta de pericia (en tecnología) a algo sin importancia. Aquello que puede no interesarte debiera convertirse en algo de valor por el bienestar de nuestros jóvenes. De hecho, estar bien informado acerca de las redes sociales y su uso, haría que te ganaras el respeto de tus niños y te ayudaría a evitar sobre-reacciones o a imponer restricciones injustificadas cuando surjan dudas respecto a ciertas aplicaciones.


Como padres, necesitamos estar en comunicación abierta con nuestros hijos.

Utiliza ese conocimiento para monitorear y saber limitar sus actividades en línea. Los adolescentes tienen un sentido erróneo de seguridad cuando se ocultan tras un monitor en la comodidad de su casa. Suponen estar seguros por su propia cuenta. Es responsabilidad de los padres cerciorarse de qué tan seguros están en realidad. Hasta que una persona joven alcanza su madurez; las herramientas y habilidades para auto-protegerse son responsabilidad de los padres. Esto no se logrará con solo ganas por parte de tu adolescente. Significa estar al tanto de sus actividades. Implica que te llamen sobre-protector y hasta te conozcan como “el único padre en la escuela que hace _____”.


Enséñales a navegar de manera segura en línea. Información personal nunca debe ser solicitada, o darse. Debes estar al tanto de todos los sitios que visita tu hijo, de las contraseñas que maneja, así como de estarlo monitoreando regularmente. A pesar de que confíes en la actividad de tu hijo en línea, sé consciente de que con quienes está conviviendo en línea, tu hija o hijo, pueden ser personas de no fiar. Las situaciones se pueden tornar incómodas hasta que tus hijos sean capaces de expresar que algo no está bien por las cosas que les preguntan y cómo lo manejarían. Practica con tus hijos preguntas del tipo “¿Qué harías si _____?” para prepararlos para lo inesperado. “¿Qué harías si alguien te pregunta información personal?”, “¿qué harías si recibes un mensaje de alguien que no conoces?”, “¿qué harías si tu novio/novia te envía una foto que te haga sentir incómodo/a?”. Haz del tema una conversación abierta, del día a día, que evite generar miedo pero que a su vez, los prepare.


Y finalmente, enséñales responsabilidad en su persona y fidelidad piadosa en todo lo que hagan. En Colosenses 3:23-24, Pablo escribe: “Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el amo a quien sirven es a Cristo.” Queremos alentar a los jóvenes a vivir un día a día piadoso, con la convicción de que están viviendo para el agrado del Señor y no para los aplausos de sus amigos.


Nuestros hijos están creciendo en un mundo circundado por tecnología, y debemos ser fieles en ayudarlos a compaginar con él. Como muchas cosas, la tecnología puede ser una herramienta muy útil, una fuente de diversión, conexión con otros y educación. Sin embargo, también puede convertirse en una adicción, ídolo o herramienta de malicia. Entre más fuerte construyamos el carácter de nuestros hijos y les enseñemos la mayordomía de la tecnología; más fácil les será manejarla y administrarla con sabiduría.

Julie Lowe tiene una maestría en consejería. Es una consejera profesional licenciada con más de 18 años de experiencia. Julie y su esposo, Greg, tienen seis hijos.


Traducido por: Jorge De León y Marcela Albarrán

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