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Aliento para mujeres solteras que luchan con el pecado sexual


Tomás y Samanta ya estaban teniendo intimidad sexual. Aunque a simple vista parecían la pareja cristiana perfecta, los problemas se escondían tras puertas cerradas. Se conocieron en la iglesia y comenzaron a salir casi de inmediato. Tomás inició la intimidad física muy temprano, y constantemente transgredió los límites hasta que consumaron la relación sexual.


Samanta sufrió bajo el peso insoportable de la culpa y la condenación. Se prometió a sí misma que esperaría hasta el matrimonio, pero tener relaciones sexuales se sentía muy bien como para dejarlo. Ella anhelaba la atención de un hombre. Nadie antes la había invitado a salir, por lo que cuando Tomás mostró interés, ella “aprovechó” esa oportunidad. Ella hizo todo lo que pudo para mantener su atención.


Tu pecado no te define, la gracia de Dios sí.

Samanta fue a Jesús. Ella sabía que Jesús tiene autoridad para perdonar pecados (Lucas 5:24), pero no fue tan sencillo. Sus sentimientos de culpa gritaban: "Lo arruinaste", "Eres una chica fácil", "¿Qué chico bueno te querrá ahora?" ¿Acaso su pecado la había puesto más allá del alcance de Dios? "Le prometí a Dios que esperaría y ahora mírame. Dios debe odiarme", pensaba.


Pero la maravillosa gracia de Dios rompió la oscuridad. Al igual que una niña sumergida en una cascada, las palabras de Apocalipsis 1:5 lavaron su alma, “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”. La condenación ya no tenía control sobre su vida. Su mejor amiga Margarita, reforzó esta verdad una y otra vez: “Tu pecado no te define, la gracia de Dios sí”. Margarita le recitó las palabras del apóstol Pablo a Samanta: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2). Con el poder del perdón de Dios y un nuevo sentido de su amor, Samanta le dijo "NO" a Tomás y en las fuerzas de Dios luchó por la pureza.


No dejes que la culpa y la vergüenza te definan.

¿Te identificas con la historia de Samanta, o conoces a una "Samanta" luchando con esto? Si estás batallando con esto, recurre a Cristo. Su sangre realmente puede lavar tus pecados. No camines con la culpa y vergüenza, actuando como una oveja con manchas negras. Cristo puede hacerte más blanca que la nieve (Salmos 51:7).


El diablo quiere que creas que la gracia de Dios no está disponible para ti. Si el enemigo te convence de eso, ya ganó. No cedas ningún territorio a Satanás. No creas en sus mentiras. No dejes que la culpa y la vergüenza te definan. No te dejes seducir por lo atractivo de la atención y el placer. No pongas tus sentimientos por encima de la verdad de Dios. No dejes que las presiones de nuestra cultura te alejen de Dios. En Cristo hay esperanza.

Cristo puede rescatarte de tu pecado sexual. Ese es un hecho innegable.


No pongas tus sentimientos por encima de la verdad de Dios.

Pregunta para la reflexión

¿Crees que Dios puede salvarte, no importa lo que hayas hecho en el pasado?


Deepak Reju (M.Div., Ph.D.) es pastor, consejero, padre de cinco hijos y esposo de Sarah. Esta publicación es un extracto de su reciente libro: “Ella tiene el chico equivocado: Por qué las mujeres inteligentes se conforman.”

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