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Buenas Noticias sobre Malas Noticias

  • Foto del escritor: CCB
    CCB
  • hace 11 minutos
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Algún día Cristo regresará y pondrá fin a todos los efectos del pecado y la maldición.



Hace poco leí una noticia acerca de la vida dentro de un submarino nuclear británico. El autor, él mismo un ex capitán del HMS Turbulent británico, compartió reflexiones sobre una vida que pocos conocerán o comprenderán verdaderamente: Lejos de casa por casi un año entero y casi completamente aislado del mundo exterior, viviendo y acechando silenciosamente en las profundidades del mar en espacios reducidos con otras 129 almas. Sin luz del sol. No hay diferencia entre el día y la noche, solo rotaciones continuas de turnos de seis horas; seis trabajando, seis descansando. El desagradable olor a cuerpo y la falta de espacio personal viene con el espacio apretado. Todo el mundo a bordo está más enfocado en el juego internacional del gato y el ratón que juegan allí en las frías y oscuras profundidades. La vida a bordo de un submarino es una silenciosa y constante guerra para cazar a otros submarinos, evadiendo la detección y evitando la colisión.


Por muy interesantes que fueran esas reflexiones, lo que me cautivó fue algo que el capitán mencionó al final.


Malas Nuevas del Hogar


A lo largo de sus diez meses de despliegue, las noticias de casa llegan solo una vez por semana, en forma de mensajes cortos de tan solo algunas oraciones. Antes de desplegarse, cada miembro de la tripulación autoriza al capitán que lea todos los mensajes que lleguen y que censure toda noticia que pueda distraerlos de su misión. Toda muerte, ruptura y otras malas noticias son detenidas, manteniendo a cada miembro afectado de la tripulación, felizmente inconsciente hasta el final del despliegue. Como una de las acciones finales en el mar, un día antes de regresar a puerto, el capitán tiene una reunión privada con cada miembro de la tripulación que recibió malas noticias durante el despliegue, para finalmente anunciárselas. Para la tripulación, es un día horrible de espera para ver si su nombre será mencionado para reportarse con el capitán. También es un día miserable para el capitán quien debe cargar con el peso de transmitir, una tras otra, las peores noticias de la vida. Como él lo cuenta:


En el día previo al retorno del barco al muelle, el capitán debe de llamar a los pasajeros a su camarote, uno por uno, y entregar las malas noticias. Para mí, esa fue la parte más difícil del rol. Odiaba la responsabilidad.


Una vez estos mensajes entregados, un mensaje es transmitido a toda la tripulación, que dice, “Este es el fin de las malas noticias.”


Buenas Nuevas de la Palabra de Dios


Una gran parte de la consejería bíblica está ayudando a los cristianos a vernos a nosotros mismos y nuestros problemas a la luz de la Palabra de Dios. Las parejas reconstruyen juntas un matrimonio destrozado al reorientarse hacia el Señor y Sus mandamientos. El sufrimiento y el dolor son consolados por los recordatorios de las grandes y preciosas promesas de la soberanía de Dios y Su bondad. Para los consejeros bíblicos que escuchan durante cientas, tal vez miles, de horas en las que los aconsejados comparten sus “noticias de casa”, muchas veces es lo peor de la vida. Y eso, como lo dijo el capitán, “es la parte más difícil del trabajo”.


Tal vez tú seas un creyente leyendo esto hoy y tú, también, estás lidiando con malas noticias de casa. Déjame animarte a que observes como termina tu “despliegue”, como el apóstol Juan registra estas palabras al final de Apocalipsis:


Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: «El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado».


El que está sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y añadió*: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas». También me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y Yo seré su Dios y él será Mi hijo.


(Apocalipsis 21:1-7)


Sea lo que sea por lo que esté pasando, Dios asegura a los creyentes dos verdades vitales en su palabra:


Primero, esta tierra no es nuestra casa (Hebreos 13:14; 1 Pedro 1:1; 2 Pedro 2:11). El Señor Jesús, el capitán de nuestra salvación, ha ido a preparar nuestros verdaderos hogares y nos llamará a cada uno de nosotros a su tiempo (Juan 14:2; Hebreos 12:2).


Segundo, mientras en este mundo vemos a nuestro alrededor miseria sin fin, desesperanza, pobreza, y todos los efectos del pecado y la maldición, la visión de Juan es una promesa para nosotros: El día llegará. Pronto nuestro Señor Jesucristo regresará. Con triunfo y juicio, Él enderezará todo mal y pondrá a todos Sus enemigos bajo Sus pies benditos. Entonces un llamado saldrá a los cuatro rincones de la tierra para cada pecador salvado por gracia. El feliz anuncio a todos los redimidos del Señor será escuchado cuando el Señor mismo enjugue cada lágrima de cada niño que Él compró con Su propia sangre preciosa.


Por ahora, toda la creación aún gime, y nuestros corazones a menudo se duelen con el sufrimiento (Romanos 8:22-24). Pero pronto, cuando el polvo de la batalla final se asiente en aquel Gran Día, todos los enemigos de Dios serán vencidos—aún ese último enemigo, la Muerte. Todo será paz. Todo será reposo. Entonces, tomando prestadas las palabras del capitán, nosotros, que conocemos y amamos al Señor Jesús, oiremos el anuncio que nuestras almas, ahora tan cargadas, anhelan con ansias:


“Ese es el fin de las malas nuevas.”



 

Acerca del Autor

Anthony F. Russo es un consejero certificado por la ACBC y autor de “Love, Lead, Serve: The Christian Man’s Call to Serve His Family and His Church”, y un anciano de la Iglesia Randall House en Carolina del Sur.

 

Traducción de: Rosa Sara

 
 
 

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