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Cinco razones para tener esperanza


Yo no veo las noticias. No soporto ver la negatividad, la perdición y la destrucción que ahí se presenta. Además como dijo John Mayer,


…Y cuando confías en tu televisión

Lo que ves es lo que recibes

Porque cuando ellos son dueños de la información

La pueden torcer, todo lo que ellos quieran.


No hay noticias confiablemente imparciales en este país, entonces aun si quisiera ver las noticias solo por estar informada, no hay manera de saber si la información es precisa. Ahora, yo sé que no ha leído hasta aquí, porque está interesado en mis hábitos de lo que veo en televisión, usted leyó el título y está buscando esperanza. Usted sabe que debe tener esperanza, pero no puede encontrar nada de esperanza en este mundo oscuro.


Bien, aquí está la triste verdad pero muy bíblica: no hay esperanza en este mundo. No se nos manda o somos alentados a poner nuestra esperanza en este mundo. ¡Pero la verdad feliz y también bíblica, es que podemos vivir con esperanza en este mundo! ¿Ve usted la diferencia? Como cristianos se nos manda a vivir gozosamente, a ser luz en un mundo oscuro, y a seguir a Cristo, no importa cuán desesperanzadas las cosas parezcan a nuestros hastiados ojos. Entonces hoy, quiero animarle al compartirle cinco razones por las que continúo siendo una cristiana esperanzada, aun cuando enfrento la tristeza y la desesperanza de este mundo cada día.


1. Mi esperanza está en Cristo.

¡Qué alivio que finalmente podemos dejar de buscar esperanza en el mundo! Por años yo busqué comodidad, felicidad, contentamiento en las cosas y en la gente. Nunca lo encontré. Cuando Jesucristo me encontró, me rescató y sopló nueva vida dentro de mí, fui por siempre cambiado. Comencé a ver el mundo a través de sus ojos de compasión, amor y gracia. Cosas como la ira, amargura y depresión se tuvieron que ir porque todas esas cosas llevan a la desesperación. En dos décadas como cristiana, mi Jesús me ha moldeado y formado a través de dolorosas pruebas y continúa haciéndolo hoy. Mi esperanza está solamente en Él.


2. El poder del Espíritu Santo vive en mí.

Yo no camino sola a través de este mundo terrible. El mismo poder que levantó a Jesucristo de los muertos vive dentro de mí. Entonces cuando estoy temerosa acerca del miserable estado de la generación que viene después de la mía, no me tengo que preocupar o inquietar porque el Espíritu habla la verdad a mi corazón. Él me recuerda que mi amado Padre conoce los corazones de esta generación mucho antes de que yo naciera. Él me recuerda del estado miserable en el que me encontró y que Él va a encontrar y transformar a los miserables en cada generación hasta que Él venga. El Espíritu me fortalece para resistir la tentación de preocuparme o enojarme acerca del estado de esta nación y el mundo. Él trae la Escritura a mi mente, para alentarme. Su poder renueva mi fortaleza.


3. Yo tengo el único mensaje de esperanza para compartir con el mundo.

Qué triste es que aquellos de nosotros que conocemos la única esperanza real, estamos demasiado asqueados y desesperados para compartirlo. Muchos cristianos que conozco caminan alrededor lamentando el triste estado del mundo. Están tan desalentados que ya ni se molestan en tratar de envolverse con las personas perdidas alrededor de ellos. Nosotros, de todas las personas, deberíamos estar sonriendo, tener gracia y estar interesados en las personas que conocemos cada día. El reparador de la calefacción que está tatuado, la mesera de pelo morado, y el cajero trans-género en el supermercado, todos tienen una cosa en común: ellos son portadores de la imagen de Dios, que fueron creados para Su gloria, y necesitan lo que nosotros tenemos. ¿Podemos por lo menos tratar de que ellos lo quieran? Deberíamos tener un “resplandor” sobre nosotros, que le permita al mundo saber que somos diferentes. ¡Estamos gozosos y tenemos EL mensaje de esperanza!


4. Tengo oportunidades diarias para amar y servir a las personas en el mundo.

Esta es la continuación de ese mensaje de esperanza. Es comunicado a medida que amamos a las personas que conocemos en nuestra vida diaria. Necesitamos parar de despertarnos y ver el nuevo día como algo que atravesar, en su lugar, veámoslo como una oportunidad para hacer la diferencia en el Nombre de Jesús. ¿Por qué los samaritanos deben ser los que brinden ayuda, mientras que los cristianos van por el otro lado del camino? Debemos estar activos en nuestras comunidades, alcanzando a los que están en necesidad y aprovechando al máximo cada oportunidad. Todo, desde abrirle la puerta a un vecino hasta el servicio voluntario de tiempo completo es una oportunidad para alcanzar el mundo para Cristo.


5. Jesús viene otra vez.

Sobre todas las razones para la esperanza, esta es la mejor, entonces la guardé para lo último. Nuestro Salvador va a regresar, puede ser en nuestro tiempo o quizás no, pero su regreso es seguro. Somos forasteros aquí, extranjeros en una tierra extraña. ¡No es de extrañarse que anhelamos nuestro hogar! Pero no debemos estar tan atrapados en esa espera que perdamos el hecho que la responsabilidad de que, quienes van al cielo con Él y quienes van al infierno, recae sobre nosotros. Sí, Dios es soberano en la elección, pero ¿no somos también llamados a ir por todo el mundo y predicar este gran evangelio que reclamamos? ¿Qué estamos haciendo con eso? ¿Lo estamos dejando a los pastores y misioneros? Ellos ciertamente son vitales para la expansión mundial del evangelio, pero ellos no conocen a nuestros vecinos y ellos no hacen compras en nuestras comunidades.

La verdad es que todos somos misioneros, ya sea que estemos enseñando la verdad en las naciones lejanas o envolviéndonos en conversación con el empleado de la tienda. A medida que cultivamos las relaciones con quienes están a nuestro alrededor, creamos oportunidades para compartir lo que tenemos, con un mundo que está mirando. ¡Mi Salvador va a regresar, y quiero que mi vecino lo conozca! Quiero traer gloria a Su Nombre, mientras espero su regreso, al ser conocido como alguien que tiene gozo y esperanza a pesar de la deprimente condición del mundo.


Entonces, la próxima vez que usted sea tentado a permitir que su semblante decaiga en respuesta a este mundo caído, piense en las palabras de este himno, y recuerde que esto aún no ha terminado. El mundo quizás parezca estar consumido con el pecado y desesperación, pero todavía le pertenece a Él.


Este es el mundo de mi Padre:

Oh no me dejes olvidar.

Que aunque infernal parezca el mal,

Dios todavía es Rey.

Este es el mundo de mi Padre,

La batalla no ha terminado:

Jesús que murió, debe ser satisfecho

Y la tierra y el cielo uno serán.


Suzanne Holland es consejera certificada por IABC / ACBC en Kansas City, Missouri. Ella sirve en Reigning Grace Counseling Center como consejera y también como coordinadora del programa de capacitación en línea. Está casada con John, quien administra el lado técnico del Programa en línea. Tienen dos hijos adultos y un nido recientemente vaciado.



Traducido por: Martha Velazquez

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