Consejo Para el Profundo Dolor, de IsaĆas 61:1-3
- CCB
- 17 sept
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En medio del dolor profundo, hay esperanza sanadora en Cristo.

El dolor puede ser difĆcil de describir, pero nunca carece de sentimiento. A menudo, los cortes del duelo, la pĆ©rdida y el sufrimiento pueden ser devastadores. Como resultado, a veces la Ćŗnica palabra que nuestro mundo conoce para llamarlo es ātraumaā. Sin embargo, la Biblia tiene un lenguaje mĆ”s profundo y rico para describir los anhelos desesperados de nuestros corazones. La mejor noticia es que la Biblia nos seƱala pozos de esperanza para encontrar alimento para nuestras almas cuando hemos sido afligidos.
Con frecuencia he pensado que nuestros cuerpos y mentes no fueron diseƱados para cargar las cargas que el pecado nos exige. Como resultado, el pecado pesa sobre nuestros corazones. Nuestras almas muchas veces se angustian hasta el punto de la desesperación. Es muy fĆ”cil sentirse perdido y sin esperanza en este mundo. Por eso, nuestra Ćŗnica esperanza y nuestra mayor necesidad es un Salvador. Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo. Mi deseo en este artĆculo es dar un breve esquema para ayudar a aconsejar a otros en medio del dolor y la aflicción, a partir de IsaĆas 61:1-3.
Considerando la Condición de Israel
Se podrĆa decir que Israel habĆa āpasado por el molinoā. En su caso, su pecado habĆa llevado al SeƱor a corregirlos como nación mediante el cautiverio y el exilio. No obstante, el SeƱor prometió un final a ese cautiverio y un propósito detrĆ”s de Ć©l (JeremĆas 29:10-14). En IsaĆas 61, Israel regresa de su exilio en Babilonia. Pero al volver, lo Ćŗnico que encuentran es devastación y ruina. En cierto sentido, la dificultad habĆa terminado, pero en otro, era evidente que les tomarĆa mucho tiempo levantar de nuevo las piezas de su vida. El muro que una vez protegĆa la ciudad estaba destruido. El templo, centro de su vida espiritual, habĆa desaparecido. Y la comunidad que conocĆan estaba ahora hundida en pobreza y opresión. Su vida anterior estaba fracturada. Necesitaban un Salvador.
El profeta IsaĆas habló a esa condición: a un pueblo quebrantado, pobre y afligido, que lloraba por todo lo que habĆa perdido. Solo hay que leer el lenguaje de IsaĆas en los versĆculos 1-3: ālos pobresā, ālos quebrantados de corazónā, ālos cautivosā, ālos prisionerosā, ālos que lloranā, ālos de espĆritu angustiadoā. La promesa de redención no fue dada en el vacĆo. La esperanza vino en medio de la ruina. IsaĆas aconsejó mirar mĆ”s allĆ” de su condición y esperar en un Redentor. Amado lector, esa es la misma invitación que Dios nos extiende en nuestro sufrimiento.
Considerando al Salvador de Israel
IsaĆas anuncia a uno que vendrĆa lleno del EspĆritu del SeƱor para traer salvación a su pueblo. Este siervo serĆa varón de dolores, experimentado en quebranto, pero que redimirĆa a Israel de su aflicción (IsaĆas 40ā55). En IsaĆas 61:1-3 se describe su obra: buenas nuevas en medio de la calamidad, libertad en medio del cautiverio, perdón en medio de la opresión. CambiarĆa el luto en gozo, la ceniza en belleza, la desesperación en valentĆa, y darĆa fuerza en la debilidad.
El consejo de IsaĆas era mirar mĆ”s allĆ” del dolor. Una invitación a ver, a travĆ©s de la ventana de la aflicción, la promesa de esperanza en una Persona. No era pensamiento positivo vacĆo, sino un llamado a una esperanza real, tan real como su sufrimiento, encontrada en el MesĆas. Ćl vendarĆa sus heridas y restaurarĆa su quebranto.
Considerando el Cumplimiento en Cristo
El Nuevo Testamento confirma que Cristo es el MesĆas anticipado por IsaĆas. JesĆŗs, lleno del EspĆritu, entró en la sinagoga, leyó IsaĆas 61 y proclamó: āHoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotrosā (Lucas 4:21). El cumplimiento habĆa llegado en carne y hueso.
Descansando en la Liberación de Cristo
El MesĆas vino a liberar a su pueblo. Las buenas nuevas llegaron en el evangelio de Jesucristo. Sin embargo, la pregunta sigue: ĀæRealmente JesĆŗs trae la paz que necesitamos en nuestras angustias mĆ”s profundas? Incluso Juan el Bautista dudó en la cĆ”rcel (Mateo 11:1-3). JesĆŗs respondió mostrando las evidencias: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, y a los pobres se les anuncia el evangelio
(Mateo 11:4-6).
Amados, JesĆŗs es el cumplimiento de los anhelos mĆ”s profundos del corazón humano. Es el descanso para nuestra alma, la medicina para nuestro dolor, el sostĆ©n de nuestra esperanza. La paz que Ćl trae es tan real como el dolor que hemos sentido.
Esperando en el Reino Venidero de Cristo
Jesús cumplió en su primera venida la proclamación del evangelio, pero la restauración final vendrÔ en su segunda venida. Entonces experimentaremos cielos nuevos y tierra nueva, donde toda herida serÔ sanada, toda lÔgrima enjugada y toda pérdida restaurada. Nuestro duelo se convertirÔ en gozo, nuestro cansancio en alabanza y nuestras cenizas en belleza.
Hasta ese dĆa, Āædónde ponemos nuestra esperanza? ĀæEn algo pasajero? No. Nuestra esperanza estĆ” en Cristo. Su palabra es suficiente. Ćl es suficiente.
ĀæQuĆ© tan profundo es tu dolor? ĀæQuĆ© tan grande tu anhelo de ser sanado? Amado, JesĆŗs es el descanso que necesitas. La paz que anhelas estĆ” en Ćl, y solamente en Ćl. No necesitas buscar en ningĆŗn otro lugar. La sanidad de tu corazón quebrantado y de tus mĆ”s profundas tristezas estĆ” en el Salvador suficiente: Ā”Jesucristo!
Acerca del Autor

Parker Smith es Pastor Principal en GraceLife Church en Decatur, Alabama. Obtuvo su MaestrĆa en Divinidad en el New Orleans Baptist Theological Seminary.
Traducción de: Natalia Guerrero