Humillado por la fe
Melissa me humilla (en el buen sentido de la palabra). Ella emana gratitud de los “tubos” que salen de sus brazos, a pesar de tener una máscara sobre su rostro y una pelea grave con la influenza, encima de un linfoma doble. No es posible fingir ese tipo de fe. Tiene que ser real.
Encontré El Blog de Melissa cuando, durante un período de siete meses, llevaba nueve entierros: mi hermanastra, él bebe de mi hermano, mi suegra, mi cuñado, una hija de un amigo cercano, el Secretario de nuestra Junta de directores, dos amigos de la familia de mi esposo y el papá de un adolescente en el grupo de jóvenes que dirijo. Estas muertes produjeron una larga crisis personal y dos relaciones de discipulado difíciles.
Leía el blog de Melissa y me maravillaba su gozo mientras mi tormenta arrasaba. Mi espíritu cada vez estaba más cansado. A veces mi fe se sentía como queso suizo. La pena amenazó con ahogarme. Entonces Isaías trajo a la luz, que un águila debe utilizar ambas alas para volar, y así debo yo también.
“... El Señor es el Dios eterno, el Creador de toda la tierra. Él nunca se debilita ni se cansa; nadie puede medir la profundidad de su entendimiento. Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila....” Isaías 40:28b-31a
Extendiendo el ala 1: Mi dependencia de Dios.
Dios está en control de todo en mi vida. Mientras que este hecho puede ser reconfortante, la dependencia total puede llegar a ser aterradora y perturbadora cuando Dios se lleva a la gente que amo. Es tentador para resistir mi necesidad absoluta de Él cuando la vida es demasiado difícil; yo más preferiría reconstruir mis circunstancias para traer alivio.
En el laberinto de emociones poderosas y pérdidas dramáticas, puedo dudar de Dios o perderlo de vista. Las distracciones pueden llevarme lejos de su palabra. Pero realmente lo necesito para sobrevivir y atravesar las circunstancias difíciles y desconcertantes que ha dispuesto para mi vida. Mientras esas nueve pérdidas se acumularon el año pasado, la pena me hizo desesperar por mi Redentor. Vaciada de recursos personales, yo clamé a Él, me aferré a sus promesas y batallé para rendirme a sus tiempos. Él me enseñó a ser sabia y paciente con las personas que no entendían la profundidad de mi dolor o la fatigante longitud de esta prueba. Aunque había amigos presentes, la parte más pesada de mi dolor podía entregarla sólo a Cristo. Nadie más podía llevarla, pero Él la cargó perfectamente.
Estoy convencido de que Melissa entiende la dependencia. Ella puede remontar alto porque ella conoce a Dios y cede a su soberanía. Ella también se niega a ver a Dios a través de la lupa de su sufrimiento. Si ella lo hiciera, se escucharía su queja hacia Él, dudando de su amor y bondad, cuestionando su sabiduría y tal vez ahogaría su fe.
En cambio, ella confía solo en Dios para revelarse a su vida. La palabra informa a sus experiencias y la llena de alabanza. Ella sabe que Él es sabio, así que ella confía en que Él está haciendo lo que es mejor para ella, incluso a través de esta enfermedad debilitante. El Evangelio de Jesucristo le da esperanza eterna; Él encamina todas las cosas para bien. Ella cree que Dios la ama, así que confía completamente en Él para el curso y el final que traiga su cáncer. Ella confiadamente extiende su ala de la dependencia, y Dios le ha usado para que me ayude a desplegar la mía también.
El dolor y la prueba nos han traído a reconocer con gratitud nuestra dependencia de Dios y a confiar en Él cuando la vida difícil.
Extendiendo el ala 2: Soy responsable de lo que hago.
Aunque dependientes de Dios, también debemos ser diligentes para hacer nuestra parte. A través del permanente poder del Espíritu Santo, yo soy responsable de mantener mis pensamientos y acciones dentro de su voluntad, incluso durante un dolor desgarrador. Yo no debo aislarme demasiado o permitir en mi mente la desesperanza. Dios me hace responsable de lo que yo quiero creer, de cómo giran mis pensamientos, lo que decido y cómo me comporto.
Esta ala es la línea divisoria entre la esperanza y la desesperación, entre la confianza y miedo, entre alegría y enojo. Melissa elige bien. Ella no se queja de lo difícil que la vida es; en cambio ella está profundamente agradecida. Melissa puede regocijarse en su cama de hospital porque su fe es activa. Ella actúa en base a quien Dios dice que Él es: fiel, ayudador, siempre presente, Redentor compasivo, soberano, sabio y amoroso Salvador, cuyo plan es infalible e inevitable, incluso cuando su alma es débil y su cuerpo se encuentra en dolor. Aun cuando el cáncer amenaza su vida.
Mi corazón se rompió mientras me lamentaba, llevaba mi carga personal y lloraba con mis dos amigos. Melissa sin duda ha luchado batallas similares. Pero ambas tuvimos que elegir actuar de acuerdo con las promesas de Dios y rechazar la desesperanza, dudas y quejas.
Encontramos nuestro ejemplo en Cristo, que ha sufrido mucho más de lo que se nos ha pedido que soportemos. Él nos ha mostrado el camino, y Él nos llama a seguirlo. Cuando responsablemente extendemos nuestras alas por la fe, Él nos sostiene.
Como Cristo nos ha enseñado a volar, Él también ha ablandado nuestro corazón para nuevos caminos al ministrar a otros en medio del dolor y la pena. Todos somos personas rotas viviendo en un mundo caído. Cristo nos enseña a ser agradecidos administradores de la provisión de Dios, responder sabiamente en lugar de tontamente, reflejar su naturaleza y guiar a otros mientras sufrimos.
El 31 de enero, Melissa regresó a su casa con su esposo e hijos en “remisión, dulce remisión” (sus palabras). Más cirugías le deparan, pero Melissa sigue elevándose como águila en alas de dependencia y responsabilidad. Estoy agradecida que Dios me dio una mirada de su fe inamovible para que así también aprendiera a volar en medio del dolor.
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¿Cómo podrían las dos alas: dependencia de Dios y de responsabilidad personal, impactar la manera cómo remontamos durante tiempos de duelo y sufrimiento?
Sue Nicewander es la fundadora y directora ejecutiva de los Ministerios de Consejería Bíblica (BCM) en Wisconsin Rapids, Wisconsin. Ella continúa en la junta directiva de BCM, sirviendo junto a varias iglesias en el centro de Wisconsin para ofrecer capacitación y consulta. Sue tiene una licenciatura en consejería bíblica de Trinity Bible College (Newburg, IN), un MABC de Central Baptist Theological Seminary (Minneapolis, MN) y está certificada por ACBC.
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