No busques el secreto para un matrimonio feliz – busca el secreto para un matrimonio santificado.
En muchas ocasiones, parejas jóvenes de recién casados frecuentemente escuchan la frase “el secreto para un matrimonio feliz es…” y aunque no lo hayan solicitado, viene acompañada de consejos y múltiples opciones de parejas mayores. No hay duda que todas ellas son bien intencionadas pero algunas respuestas sin duda son mejores que otras al ser evaluadas bajo la luz de la Palabra de Dios. Uno de mis ejercicios favoritos en la consejería de matrimonios es preguntarles a las parejas cuál consejo ofrecerían como “el secreto”. A menudo las respuestas reflejan los valores que alberga su corazón. Y estas conversaciones me brindan la oportunidad de traer claridad e instrucción a la relación desde la Palabra de Dios.
Santo vs. Feliz
Cuando las parejas buscan la consejería, la mayoría asume que la meta es alcanzar un matrimonio feliz, un buen matrimonio. Y aunque este deseo no es pecaminoso y no es necesariamente un error asumir algo así, la pregunta importante que se debe hacer es si esos son los objetivos de Dios para su matrimonio. He encontrado en Romanos 8:28 – 29 una inmensa ayuda para establecer el objetivo correcto, pues en estos versículos encontramos la definición de Dios para lo bueno – no solo para el matrimonio pero para la vida del creyente en general. En este pasaje, Pablo define a lo bueno como nuestra santidad, el conformarnos a la imagen de Cristo. La primera pregunta que las parejas deben hacerse es de quién están usando la definición de lo bueno para sus vidas y matrimonio. Esto puede llegar a tener un gran impacto, pues la mayoría de las veces, la respuesta es que están usando su propia opinión de lo bueno, no la de Dios. El objetivo es ayudarles a entender que nuestro amoroso Padre tiene como parte de Su plan un proceso que dure toda su vida, esa santificación, que provoque un replanteamiento a toda su relación, pues “todas las cosas” que menciona Romanos 8:28 incluyen al cónyuge. El objetivo de Dios en buscar ser como Cristo es mucho mayor que cualquier causa noble del mundo. Cuando somos capaces de dejar de hablar acerca del secreto para un matrimonio feliz y sí hablar sobre el secreto para un matrimonio santificado, es cuando el progreso real es evidenciado.
Orgullo vs. Humildad
Para entender como se ve y como es la práctica de un matrimonio santificado, necesitamos ir a la Palabra de Dios. Uno de los pasajes que iluminan esto es Filipenses 2:3-4. El matrimonio como relación santificadora saca a relucir el orgullo de los individuos más que otra cosa en la vida. La humildad a la que se nos instruye en estos versículos puede encontrar la práctica inmediata al ver a nuestro cónyuge. Para parejas en crisis en particular, es claro que en algún punto empezaron a olvidar que su “relación con el prójimo” más importante y a quien más deben estimar es su propia pareja. La clave es ayudar a la pareja a que vean a la humildad en lugar de algo abstracto, a acciones concretas. Un ejemplo querido para mí es decirles que todos los esposos, exceptuando al más cobarde, si se les presentara la opción, darían su vida por su esposa gustosamente. Sin embargo, cuando esta oportunidad se presenta en forma de sacar la basura estando a una temperatura de menos 0 grados, porque es día de sacarla y su esposa se lo pidió, la resistencia empieza a surgir. El llamado que se encuentra en Filipenses 2:3-4 es ejercer la humildad incluso en las más humildes circunstancias. Si hay alguna forma de resistencia o incluso escepticismo hacia el comportarse como Cristo, la ilustración la podemos encontrar en los versículos del 5 al 11, ya que vemos la humildad personificada por nuestro Salvador. Para Él, el abrazar esa humildad fueron décadas de obedecer ciegamente a Su Padre, de las cuales, básicamente no tenemos registro en la Escritura. Si el Hijo de Dios siguiera ese camino, dándonos un testimonio vivo, y antes de habilitarnos para hacer lo mismo a través de su muerte de sacrificio, ¿cómo podríamos no seguirlo?
Mi secreto
Si acaso todavía no ha quedado claro, mi respuesta a la pregunta del “secreto para un matrimonio feliz” es la humildad. Que las parejas se enfoquen es ser humildes el uno con el otro. Otros elementos importantes como el amor, comunicación y paciencia seguirán inevitablemente. Esta no es promesa mía, es la promesa del Dios que garantiza que las buenas obras que Él ha empezado en nosotros serán completas (Filipenses 1:6). Su obra en nosotros, y la esperanza para cualquier matrimonio, es que seremos como Cristo cuando Él finalice Su obra en nosotros. Ésta es la belleza del matrimonio, más que cualquier otro concepto cultural sobre la felicidad.
Sobre el autor
Van Thompson y su esposa viven en Louisville, KY con sus dos hijos. Van sirve en la iglesia Highview Baptist Church como Pastor de Cuidados.
Traducido por: Dany Rojo / Mariana Robles
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