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La Risa y la diversión traen sanidad


¡Reír sana! En este positivo mensaje, la Dra. Donna Hart, nos comparte como el divertirse y reír no solo es bueno sino también complace a Dios.


En una reunión familiar durante las vacaciones: disfrute de buena comida, buenos amigos y… risas.


En una conversación con la matriarca de la familia, a quien afectuosamente sus nietos le dicen “Memaw”, ella hizo un comentario sobre los bordados de su sudadera y su graciosa colocación.


Empezamos a reír por un chiste entre nosotras. No podíamos dejar de reír. Las lágrimas rodaron por mi cara y los que estaban alrededor, empezaron a reír con nosotras. No recuerdo la última vez en que había reído tanto. Algo sobre esa risa, le brindó a mi corazón un gran gozo y una sensación de acompañamiento.


¿Eres demasiado serio?

Los cristianos tienen una antigua reputación de ser personas de gran seriedad, no susceptibles al buen humor, a las risas o a los juegos. En la historia de la Iglesia en América, los Puritanos hicieron mucho por arraigar esta reputación como si esto mostrara el ser piadosos. Empleaban largas horas en la Iglesia, en rigurosos estudios Bíblicos y en oración. También los cristianos son conocidos por las restricciones contra la música, bailar, y los colores brillantes. La Santidad se equiparaba con el ser juicioso, sufrido y severo.


Pero Juan Wesley reconoció el peligro de llevar esta seria actitud al extremo; cuando dijo: “La piedad amarga es la religión del diablo”. Se cita a Martin Luther King en el libro ¿Hay diversión después de Pablo?: Una teología de ser payaso:


Si no se te permite reír en el cielo, entonces yo no quiero ir allí.


Aunque estemos ansiosos de traer gozo, risas y buen humor a nuestra vida familiar; con frecuencia dudamos en manifestar las mismas cualidades en nuestra relación con Dios. ¿Estamos preocupados de que Dios no tenga sentido del humor? Si queremos incluir risas y jugar en nuestra relación con Dios; vamos a tener que modificar y aumentar nuestra visión de Sus atributos, para incluir las risas y la diversión.


Viendo la comedia en nuestra vida

Para ir en esa dirección, primero tenemos que definir lo que significa "sentido del humor". Es una perspectiva de la vida en la que se tiene la habilidad de ver la comicidad en la creación, en la humanidad, y la habilidad de reírse de uno mismo. Las relaciones humanas no sobreviven bien sin la habilidad de tener sentido del humor.


Estamos demasiado familiarizados con las luchas y las barreras de comunicación, estas bloquean nuestra habilidad de conocer y ser conocidos con otras personas. Cuando podemos mirar hacia atrás y ver el humor en nuestros problemas, esto suaviza nuestros corazones y avanzamos hacia adelante en las relaciones con los demás.


El mismo principio aplica en nuestra relación con Dios. Si todas nuestras oraciones son solemnes, serias y enfocadas solo en asuntos de gran peso o importancia, perderemos oportunidades para orar de manera ligera y juguetona.


Con frecuencia se ligan las lágrimas y la risa en la Biblia. Eclesiastés nos dice que hay un tiempo para llorar y un tiempo para reír (3:4). Lucas 6:21 ofrece la promesa de la risa cuando escribe: “Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.” Es difícil no amar a alguien cuando ríes con él. ¿Has experimentado el amor que surge cuando compartes las risas con alguien?


Ríe bien, vive mejor

Cuando reímos juntos, construimos relaciones; construimos simpatía unos por los otros, y nos convertimos en almas gemelas. El buen humor y la risa dependen de relaciones sólidas y confiables. No podemos dar órdenes a la risa ni podemos obligar a tener confianza.


Pero podemos estar dispuestos a encontrar los momentos alegres, para reír en voz alta cuando menos lo esperemos, y encontrar el humor en nuestras propias situaciones. Podemos compartir la risa con otros y descubrir el amor. Y podemos deleitarnos en Dios y experimentar el amor incondicional de Dios para nosotros.


Si creemos que Dios se reirá de nosotros al compartir nuestro gozo y emociones; entonces permaneceremos silenciosos por miedo al ridículo. Sin embargo, si podemos aprender el gozo de reír con alguien, encontrando el humor en la experiencia humana, aprenderemos a reír con Dios.


Ayuda para ti

Si has sido verdaderamente lastimado en el pasado por algún asunto de la risa, en forma de burla, y esto te impide reír ahora; escribe una oración para Dios por esta necesidad especial. Al escribir tu oración, detalla cuidadosamente el área en que fuiste lastimado, y la manera en que esto todavía te duele. Asegúrate te pedirle a Dios lo que necesitas para sanar estas heridas.


También piensa sobre los lugares en la vida diaria, en los que te gustaría recibir el regalo de la risa. Derrama tu corazón y tus deseos hacia Dios, pues ÉL no se burlará, no te escarnecerá y no te menospreciará. Puedes descansar con la confianza de que Dios no se reirá de ti.


Donna Hart, PhD, ha estado aconsejando en Chicago durante 14 años y es consejera en el Centro de Consejería Bíblica en Arlington Heights, IL.


Traducido por: Araceli Loya

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