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Lavando los pies de Judas: Moviéndose en gracia hacia su traidor


Erik y Kelly han estado casados por 15 años. Por fuera ellos parecen ser la típica pareja Cristiana, sin embargo, en años recientes las irritaciones han ido creciendo. Erik estaba menos dispuesto a hablar con Kelly. La distancia comenzó a crecer entre ellos por lo que parecían razones inexplicables. Entonces una tarde Erik le confesó que él había tenido una aventura un par de años antes. Él esperaba que al esconderlo de Kelly, protegería su matrimonio, pero ahora era obvio que no era así, a través de confiárselo a un amigo, él vio cómo su secreto le evitaba acercarse a Dios y a su esposa. Él supo que tenía que decirle a ella, pero él no sabía si eso significaba el final de su matrimonio o el comienzo de una honesta relación con Kelly. Sin embargo, él finalmente entendió que sin honestidad el matrimonio continuaría deteriorándose.


Por la gracia de Dios, ellos se comprometieron a trabajar a través de esta situación devastadora, juntos. Pero no era fácil, Erik tenía que aprender cómo ser fiel y de confianza. Kelly debía aprender como amar en maneras que la estiraba mucho más allá de sí misma.

Entonces, ¿cómo alguien como Kelly puede confiar en alguien que ha traicionado su confianza? La traición de Jesús puede dar dirección.


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida. (Juan 13:1-5)


Como ejemplo a sus seguidores, el Rey de reyes se colocó en la postura para servir. A la luz de esta impactante reversión de papeles, uno quizás deje pasar la incómoda trama entretejida en esta muestra de servicio desinteresado. Jesús no solo dio un ejemplo para servir, sino que también presentó un ejemplo monumental de la humildad del evangelio al servir a su traidor. Del verso 3 obtenemos una imagen de la confianza que Jesús tenía para moverse hacia su traidor con gracia. “Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó de la cena…” entonces que significa esto para Kelly? ¿Qué significa para cualquier persona luchando con la ruptura de la confianza? Basado en el ejemplo de Jesús, hay tres cosas que debemos sujetar fuertemente a medida que nos movemos con la gracia de Dios hacia un traidor.


1. Sujétese fuertemente a lo que el Padre le ha dado

Jesús recordó lo que Dios le había dado: “todas las cosas” esas cosas estaban seguras sin importar lo que cualquiera le pudiera hacer. De manera similar, Kelly debía sujetarse fuertemente al irrevocable amor de Dios, ella también se sujetó fuertemente a lo que la Escritura le promete en Cristo. A ella se le ha dado todo lo que necesita para la vida y la piedad. El Señor promete completar el trabajo en ambos, en ella y en Erik.


Por lo tanto, sujetarse fuertemente a los dones que Dios le ha dado es vital si usted ha experimentado ruptura de confianza.


2. Sujétese fuertemente a su identidad.

Jesús se sujetó a quien él era: “…y que de Dios había salido.” ¿Por qué eso habrá sido puesto ahí? ¿Estaba Jesús tentado a olvidar de dónde venía? ¿Olvidaría los magníficos momentos del principio de la creación cuando las estrellas fueron colgadas? ¿Olvidaría la radiante gloria que el compartía con Dios? Mientras que no sabemos exactamente cual tentación Jesús podría estar enfrentando, estas palabras nos llaman a ver la importancia de quien él era. En frente de su traición, Jesús conocía su verdadera identidad. El golpe de la confianza rota es tan devastador que Kelly no podía atravesarlo si su identidad estaba en Erik o en algo más. Su identidad debía descansar plenamente en el hecho de que ella era hija de Dios y como su hija, Dios había invertido en ella. Nada de lo que ella pudiera atravesar podría cambiar quien era ella como Su hija.


Por lo tanto, cuando la traición le golpee, su identidad en algo más va a incrementar el quebrantamiento que usted sienta. Sujétese a quien usted es en Cristo.


3. Sujétese fuertemente a su futuro prometido.

Finalmente, nosotros vemos que Jesús conocía su futuro prometido: “y a Dios volvía,” él sabía que nada – ninguna traición, ni siquiera la muerte – lo separaría de Dios. Aunque la traición de Judas lo traería frente a frente con esas cosas, Jesús se sujetó fuertemente a su futuro prometido. Nada puede cambiar esta realidad para los hijos de Dios, y su fiel amor nunca fallará. Ella tenía que sujetarse a su futuro prometido.


Por lo tanto, Cuando usted enfrente el peso aplastador de la confianza rota, permita que su promesa futura le ayude a perseverar.


La traición puede venir de muchas formas, pero parte de su sanidad es aprender cómo responder a quien le traiciona. Ciertamente las consecuencias son inevitables; vemos más tarde en esta historia las graves consecuencias de las decisiones de Judas. Sin embargo, Jesús se confió así mismo a Dios y pudo moverse hacia quien le traicionó y en gracia lavar sus pies. Él nos dejó un ejemplo de la humildad del evangelio que se mueve hacia quien no lo merece en la seguridad de las fieles promesas de Dios.


Erik y Kelly son personajes ficticios. Su historia es una representación de muchos encuentros compartidos a través de la consejería y el ministerio matrimonial.


ELIZA JANE HUIE es la directora ejecutiva de  Life Counseling Center  en Maryland, donde también se desempeña como consejera bíblica.



TRADUCIDO POR: MARTHA VELAZQUEZ

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