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Para los padres de un hijo pródigo: Esperanza a través del dolor.

Actualizado: 20 abr 2019


Además de la muerte de un hijo, uno de los más profundos dolores que un padre cristiano puede experimentar, es el de tener lo que usualmente llamamos “un hijo prodigo”. En Lucas 15:11-13, Jesús nos cuenta la historia del hijo pródigo –el más joven- quien mostró una actitud rebelde e hiriente hacia su padre:


También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.

Interpretando estos versos en su contexto histórico, John MacArthur explica lo que este joven hijo en esencia está diciendo: “Papá, desearía que estuvieras muerto, y así poder gastar mi herencia”. ¡Qué evento tan doloroso de experimentar para cualquier padre! Agregando insultos a la herida, el hijo reúne todo lo que su padre le da y se va tan lejos como le es posible de su padre. Es fácil imaginar la reacción del padre: dolor, decepción; dolor por la pérdida de la relación, tristeza, ira y todo tipo de emociones, todas mezcladas a la vez.


Hijos pródigos de hoy y sus padres.

Para los cristianos, el hijo que camina fuera de la fe de sus padres no es menos doloroso. De hecho, a menudo es un dolor que nunca se alivia por completo hasta que el hijo realmente se arrepiente. La rebelión se manifiesta como producto de un corazón duro hacia Dios, y un corazón que desea seguir lo que es correcto ante sus propios ojos. El hijo prodigo de hoy, puede ser fácilmente arrastrado por sus propios deseos dentro de un mundo con pensamientos de la nueva era, humanismo, pecados de naturaleza adictiva, pecado sexual, y por muchos otros. Todas estas tentaciones demuestran un rechazo directo a los valores de los padres y, en última instancia, un rechazo de las verdades bíblicas de Dios.


Ningún padre puede “alejar a sus hijos de Dios” porque los hijos nacen en pecado, tan lejos de Dios como es humanamente posible, hasta que nacen de nuevo.

Algunos padres cristianos que yo he aconsejado, han estado confundidos por pensamientos erróneos. Ellos incorrectamente creían que criar a un hijo en un hogar piadoso, con enseñanzas bíblicas y el Espíritu Santo presente en sus propias vidas, de alguna manera estaba garantizando ver el fruto de arrepentimiento y vida eterna en su descendencia. He escuchado a un padre cristiano verbalizar el pensamiento erróneo y pecaminoso de esta manera: Mis hijos serán criados en un hogar temeroso de Dios, lo que yo nunca tuve de niño y eso al final los hará salvos.


Una correcta teología ayuda a los padres cristianos a anclar sus almas en la verdad de que únicamente Dios por Su Espíritu rescata el alma pecadora y de que no existe una fórmula que garantice que alguien será salvo por Cristo. Nuestra esperanza debe estar solamente en Cristo, no en lo que Él va a hacer con el alma de nuestros hijos. El pensamiento del padre debe ser semejante a la letra escrita por el grupo musical, MercyMe, quienes cantan “Incluso si”, que dice:Yo sé que Tú eres capaz y sé que puedes Salvar por medio del fuego con tu mano poderosa. Pero incluso si no lo haces, Mi esperanza eres solamente tú.


En el otro extremo, algunos padres cristianos se hunden en la desesperación por una idea incorrecta de que debieron haber hecho algo incorrecto y alejaron a su hijo de Cristo por sus propios pecados. Una vez más, un pensamiento teológico correcto nos asegura que todos los niños nacen con una naturaleza pecaminosa y están necesitados de la gracia salvadora de Dios (Romanos 3:23, 6:23). Mientras que algunos padres pueden ser ejemplos excepcionales, o pobres a seguir, la realidad es que los hijos en estos hogares seguirán necesitando de un Salvador. Si, ser un padre excepcional impacta la manera de pensar de un hijo, (y si, los padres son responsables de arrepentirse de su propio pecado delante de Dios y de los demás), pero ningún padre puede “alejar a sus hijos de Dios” porque los hijos nacen en pecado, tan lejos de Dios como es humanamente posible, hasta que nacen de nuevo (Juan 3:3,16-18).


Únicamente Dios por Su Espíritu rescata el alma pecadora. No existe una fórmula que garantice que alguien será salvo.

Los padres pecan. Los hijos pecan. Todos necesitamos de la maravillosa gracia de Dios. Los padres deben hacer su mejor esfuerzo por una crianza bíblica, mientras confiesan su pecado y sus faltas en la paternidad, ambas delante de Dios y de sus hijos. No obstante, los padres necesitan reconocer que la salvación del alma de su hijo en última instancia es determinada por Dios y por el hijo. Excelentes habilidades de crianza bíblica glorifican a Dios y son llevadas a cabo para la gloria de Dios, pero eso sigue sin garantizar que el hijo sea salvo. Dios es soberano sobre la salvación de cada alma. La experiencia en la crianza de un hijo prodigo, es recordatorio crudo y doloroso de esta verdad, pero es bueno para nosotros conocer la gracia de Dios de una manera más profunda.


Excelentes habilidades de crianza bíblica glorifican a Dios y son llevadas a cabo para la gloria de Dios, pero eso sigue sin garantizar que el hijo sea salvo.

Conclusión

Criar a un hijo o hija pródigo es muy difícil. Yo recomiendo que no pasen por esto solos. Busca recursos bíblicos. Yo aconsejo a los padres de hijos pródigos nunca perder la esperanza de un verdadero arrepentimiento mientras estén vivos. Pide al Señor que envíe mensajeros del Evangelio alrededor del caminar de tu hijo pródigo para avivar el corazón de tu hijo por medio de Su Espíritu. Cada situación es diferente, enfocarse en el evangelio y en la consejería bíblica son valiosamente necesarios para padres con un hijo pródigo. Encuentra un consejero bíblico que camine junto a ti y te señale a Cristo y Su Palabra como una ancla para tu alma (Hebreos 6:19).


Preguntas para reflexionar:

¿Cómo puedes alentar a que crezca alguien durante tiempos de dificultad? ¿Qué Escrituras proveen un balance de verdad y gracia durante tiempos de sufrimiento?


Mark E. Shaw, D.Min., Es vicepresidente de un ministerio de adicciones llamado The NewDay Center en Indianápolis, IN, y autor de 20 publicaciones que incluyen “El Corazón de la adicción”, “Paternidad a prueba de adicciones” e “Intervención divina: Esperanza y ayuda para familias de adictos”.

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