top of page

10 formas de deshacer matrimonios que Satanás adora


De acuerdo a la Biblia, Satanás se encuentra merodeando como un león buscando a alguien a quien devorar (1 Pedro 5:8) pero muchas veces, no le cuesta mucho trabajo. Me pregunto si Satanás simplemente se sienta, se reclina y echa a reír de nosotros.


El matrimonio puede ser algo extremadamente desordenado. Como pecadores podemos hacer cosas tontas durante el matrimonio -nos lastimamos, hacemos falsas suposiciones, y luego, nos mal-comunicamos; manipulamos o decimos cosas feas a nuestra(o) esposa(o); pensamos más en que nos sirvan, en vez de servir. No siempre seguimos la Palabra de Dios o los consejos recibidos de líderes en Dios. Ponemos nuestras esperanzas en el mundo o en la pareja, en vez de en Dios.


No necesitamos a Satanás que arruine nuestro matrimonio. Hacemos demasiadas cosas, por nuestra cuenta, que arruinan nuestros matrimonios. Estoy seguro que Satanás disfruta teniendo un lugar en primera fila, observando nuestras tonterías e insensateces.


¿Qué es lo que Satanás ve?


El campo de batalla del matrimonio.


1. Esposos que viven en la carne y no en el Espíritu Santo (Gálatas 5)

Imagina una pelea. Tú y tu esposa(o) están discutiendo por algo grande o insignificante, da igual… y justo en el momento, eres enfrentado(a) a tomar una decisión. Aquel punto de la discusión en el que debes elegir un camino a seguir. Puedes satisfacer tu carne pecaminosa o seguir lo que el Espíritu te indica. Ya sea que sigas el camino de una pelea bastante desagradable, u honras a tu esposa(o) al admitir que estás mal. ¿Cuál de las 2 posiciones tomas por lo regular?


2. No sexo en el matrimonio (1 Corintios 7)

Si estás peleando, la última cosa que quieres hacer es intimar con tu pareja, ¿cierto? El conflicto es una barrera en la intimidad del matrimonio. Ambos dejan de ser uno, sino dos. Uno de los propósitos de Dios para el sexo es fomentar la “unidad” o unión (Génesis 2:24; 1 Corintios 6) en el matrimonio. Aquellas parejas que no tienen sexo regularmente están permitiendo que se genere una barrera entre ellos. Matrimonios sin sexo implican parejas menos unificadas.


3. Un esposo es cautivado por la pornografía (1 Tesalonicenses 4)

Esto le roba atención y deja de apreciar la belleza de su esposa. Algunas veces él queda sumergido en estos sitios por una simple publicidad que salta al navegar en internet. Más frecuentemente, él simplemente se deja llevar por la lujuria (Gálatas 5:13) y de forma agresiva tiende a procurarla. Ella lo descubre y rápidamente se pierde la confianza en el matrimonio. Ella queda devastada y se plantea cuestiones como: “¿ya no le soy deseable?”, “¿por qué miraría a otras mujeres cuando me tiene?”; lo peor de todo, “básicamente, ¿hay algo de malo conmigo?”.


4. Elevadas expectativas

He visto hombres abrumados por el peso las expectativas de perfeccionismo de sus esposas. El esposo dice cosas tales como “ella espera de mí ser un santo”. Constantemente él se siente fallido, y por lo tanto, se siente poco incentivado a trabajar por su matrimonio. Ella lo abruma (verbal, no físicamente) porque (en las palabras de una esposa que yo aconsejé) “pareciera que no hay nada que lo anime a hacer algo”.


5. Guerra nuclear (Romanos 1:28-32)

Duermen juntos cada noche. Tienes peleas desagradables, malas, a punto de lágrimas, con gritos y portazos. Algunas veces puede llegar a ser físico y tú estás cansado… muy, muy agotado… porque no sabes cómo parar estas peleas a pesar de que has tratado de lidiar con esta batalla, pareciera una guerra nuclear, cada noche de tu vida.


6. Evasión y retirada (Efesios 4:26-27)

La respuesta más básica a cualquier dificultad es la famosa respuesta: huye o pelea. En el matrimonio, la respuesta de huir regularmente se ve reflejada en evadir a tu cónyuge. Podrán vivir bajo el mismo techo pero llevan vidas separadas. Después de una pelea, se evitan uno al otro en vez de hacer el trabajo duro que es lidiar el uno con el otro. O, tal vez tú te escondas en el trabajo para evitar la relación matrimonial. Tú podrás ser muy bueno en tu trabajo, recibiendo regularmente reconocimientos y palabras de aprecio, pero nunca en casa. ¿Es de sorprenderse que tú prefieras estar más tiempo en el trabajo, especialmente cuando la casa es una zona de guerra todo el tiempo?


7. Palabras de odio (Santiago 4:1)

Al calor del conflicto, decimos cosas de las que todos nos arrepentimos. Tengo un amigo que a esto le llama “palabras estúpidas”. Las cosas salen de mi boca y en el momento en que mis labios las pronunciaron, me arrepiento de haberlas dicho. Desearía poder traerlas de vuelta y retacarlas dentro de mi boca. Lamentablemente, ignoro la cita, “no todo lo que sale de mi cabeza, tiene que salir de mi boca”.


8. Lazos débiles

El marido coquetea con una mujer en el trabajo diciéndole cosas agradables. Él la encuentra atractiva. Se dirige a ella de tal forma que la anima, pero tristemente, nunca muestra ese mismo nivel de palabras de aliento hacia su esposa. No hay interacciones físicas y morales, pero sus palabras y coqueteos emocionales van más allá de lo que se consideraría inocentemente platónico. Esto pasa también con las mujeres. Muchas veces, en represalia a la falta de cuidados de su marido.


9. Idolatría al trabajo (Santiago 4:4-5)

Amas tu trabajo y te avocas tanto a él, bajo el deterioro de tu familia. Lo racionalizas, “Me necesitan en el trabajo” o “Ella no entiende el nivel de presión que tengo en el trabajo”. Si fueras honesto, tu trabajo está importando más que tu familia. Estimas más tu trabajo que a tu esposa e hijos.


10. Mentir (Colosenses 3:9)

La mentira puede destruir la confianza en el matrimonio. Un esposo miente porque es sorprendido y no quiere que su pecado sea expuesto. Por ejemplo, un esposo que ha estado teniendo una relación extramarital oculta… por supuesto se avergüenza de que alguien más se entere. Es una persona emocional y espiritualmente inmadura, en una palabra, te has casado con una persona de poco carácter.

Triste, ¿no es así? El ver tanta insensatez. Esto es el típico campo de batalla de un mal matrimonio. Esto es por lo que ponemos nuestra esperanza no en nosotros mismos, sino en el glorioso evangelio de Jesucristo. A pecadores como éstos (como nosotros), es que Jesús vino a salvarles (Marcos 10:43-45).


Unirse a la conversación

¿Qué males matrimoniales añadirías a esta lista?


ESCRITO POR:

Deepak Reju



TRADUCIDO POR: Marcela y Jorge De Leon Albarrán

2479 visualizaciones1 comentario

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page