Vienen a mi mente numerosas relaciones de dolor. Visualizo a hombres adultos en pleno llanto mientras ecos de voces gritando llegan a sus mentes. Esta es mi vida diaria. Afortunadamente, también logro recordar relaciones estabilizadas aún después de haber pasado por adulterio, con hombres y mujeres aprendiendo a controlar su volumen de voz en vez de usarlo como un arma para lastimar al otro. ¿Qué es lo que hace la diferencia?
Bien, imagino tú sabes lo que voy a decir. Sí, ¡Es el Evangelio! Las buenas nuevas, o más acertadamente, la más grande y hermosa noticia es que ¡Jesús puede y debiera hacer la diferencia más radical en tu vida! Él realmente lo hace. Él realmente lo puede. Este es el tema de Pablo en Efesios 4:1-6, dónde en el punto clave de su carta, él ruega con nosotros que vivamos reflejando una Cristiandad genuina.
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:1-6)
Motivación para el cambio
En la colonia romana de Éfeso, Pablo escribió a los judíos y a los gentiles quienes eran parte de esta “nueva cosa” llamada Iglesia. ¿Puedes imaginarte la cantidad de tensiones que se vivían? ¡Soldados romanos, recién salvados, en la Iglesia junto con judíos que habían puesto su fe en la venida de Jesús como El Mesías! Cada uno criado con la enseñanza de no tenerse respeto entre sí, o más bien, de odiarse entre ellos. ¿Te suena familiar? Tales actitudes nos dividen hoy en día. ¿Qué podría motivar a una persona a responder diferente a otros? Aún más específico… ¿Qué te motivaría a manejar relaciones de una manera diferente a como hoy las estás llevando?
Para Pablo, la motivación es nuestro “llamado” (Efesios 4:1). Él nos alienta a vivir acorde a quien nos decimos ser. En otras palabras, ¡Deja que la realidad de quien eres en Cristo haga la diferencia en tus relaciones! O de una manera más intencionada, tu relación con Cristo debe hacer la diferencia en la manera en que tratas a los demás!
¿Quién eres? El Capítulo 1 de Efesios dice que eres el abundantemente perdonado, el quebrantado que ha sido redimido, el apartado que ha sido adoptado (Efesios 1:3-8). Pablo también declara que somos relacionados directamente con la cabeza del universo y tenemos el poder de la resurrección disponible gracias a esta magnífica relación (Efesios 1:18-23)! Ahora, vive así tu relación con los demás.
¿Qué significa ésto? Si yo he sido perdonado en gran medida, yo debo perdonar de la misma manera. Así como yo he recibido abundante gracia, yo debo ser abundantemente misericordioso. Así como yo he sido adoptado, yo debo también acercarme y adoptar a otros. ¿Suena imposible? A lo mejor lo es para ti… pero no para el Cristo resucitado, la cabeza del universo, trabajando en ti!
Metodología – rasgos de un carácter similar a Cristo
No vemos a Pablo escribiendo que si tenemos algún tipo de personalidad, simplemente ese tipo de rasgos del carácter te imposibilitan. Es difícil imaginar a Dios diciendo: “Bueno, ya que tú eres Tipo A, entiendo que no tengas la capacidad de hablar de manera gentil a otros así como tampoco cuentas con paciencia. Tú sólo eres apto para dar órdenes y ser demandante.” Por el contrario, Él nos está llamando, sin excepción, a que abracemos esos rasgos similares a Su carácter: humildad, gentileza, tolerancia, y paciencia (Efesios 4:2). Recuerda, hemos sido llamados a vivir acorde a quienes nos decimos ser como adoptados en Cristo, viviendo como nuestra cabeza. He estudiado estos rasgos del carácter a través de las Escrituras y cada uno de ellos es usado por nuestro Señor o por la Trinidad. ¡Pablo nos está alentando a ser como nuestro Señor!
Piensa en los opuestos. Los opuestos a estos rasgos destruyen relaciones y hacen muy difícil el vivir/convivir unos con otros. El “orgullo” realmente no te permite escuchar sino que sólo esperas a que el otro termine de hablar para expresar tu opinión, que claro, la consideras más importante. La “aspereza” e “irritabilidad” crean un ambiente en el que no es ameno hablar, y la gente se siente que va caminando sobre piedritas incómodas en vez de estar en una relación que te invita a participar. La “intolerancia” hace que los otros se sientan juzgados y que nadie pueda alcanzar los estándares. Los opuestos a los rasgos del carácter de Cristo, comentados en Efesios 4:2, destruyen relaciones.
¿Para tí es fácil o difícil vivir acorde a ellos? Realmente yo no quisiera ser una persona complicada de tratar…, y tú?
Analizando por qué estos rasgos serían difíciles
Gracias a Dios, los rasgos del carácter pueden cambiar! Tú puedes tener relaciones más sanas. La fuente del cambio debe originarse en tu corazón, tus anhelos, tu sistema de valores. Ya que tu sistema de valores se relaciona con tus anhelos, lo que más aprecias; tú puedes decir cuál es la fuente de tu adoración (ve Mateo 12:34-35).
Jesús dice que hablamos de lo que nuestro corazón está lleno (Mateo 12:34). Luego, Él iguala al corazón con nuestros anhelos, lo que atesoramos (v. 35). ¿Qué pudiera ser, en este mundo, lo suficientemente apreciado para que hables con irritabilidad, de manera demandante, o bien, de manera condescendiente? ¿Qué pudiera ser tan valioso, que te convierta en un intolerante?
¿Qué hay acerca de considerar estos rasgos como posibilidades?
Control – ¡Nadie me habla de esa manera! Si tú sólo hubieras seguido mi plan, no habría tensión alguna.
Amar la comodidad – Necesito mi tiempo. ¡Acabas de interrumpir mi película! Quiero paz y estoy dispuesto a pelear contigo con tal de obtenerla.
¿Quisieras tener más cualidades del carácter de Dios, así como relaciones más sanas? ¿Quieres que el Señor haga la diferencia en la manera en que haces/llevas tus relaciones? ¿Deseas que las tensiones disminuyan? ¿Te suena bien el ser una persona con la que se viva más fácil? Si así es, pide al Señor que cambie tu sistema de valores. Trabaja en vivir bajo los opuestos listados arriba: el control de Dios versus nuestro control; la agenda de Dios de adorarle a Él y a tu prójimo versus adorar el tiempo únicamente para ti.
Aquí listamos algunas sugerencias: medita en la lista de rasgos del carácter de Dios en Efesios 4:2 (humildad, gentileza, tolerancia y paciencia) y piensa en los opuestos. Luego pregúntate, ¿cuáles serían clave para trabajar en ellos? Cuestiónate, ¿qué ha sido “aquello” que has apreciado tanto y que ha impactado negativamente en las cualidades de carácter arriba mencionadas? ¿Qué sería lo opuesto a “eso” que vienes atesorando?, utiliza pensamiento bíblico.
¡Jesús puede hacer la diferencia en todas nuestras relaciones!
¡El Evangelio hace posible el cambio!
Preguntas para reflexionar:
¿Crees que las personalidades puedan cambiar?
¿Cómo se relacionan los rasgos del carácter con la personalidad?
¿Qué prácticas te llevan a relaciones más sanas?
Escrito por: Ernie Baker
Traducido por: Jorge De León y Marcela Albarrán
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