Cuando escuchamos la palabra infidelidad la asociamos con la fidelidad rota dentro de una relación matrimonial. Infidelidad se produce cuando no respetamos la fidelidad que le debemos a nuestro matrimonio, es decir, a la relación entre ambos cónyuges como Dios lo marcó en Génesis 2:23, dos siendo uno solo. El plan de Dios es que los esposos encuentren satisfacción sexual solamente entre ellos (1 Cor. 7:2-5). Una persona fiel es quien se comporta con lealtad, manteniendo el compromiso adquirido, respetando y no mintiendo u ocultando algo, no mantenemos relaciones íntimas ya sea física o virtualmente con alguien más que no sea su cónyuge. La tecnología es un medio por el cual somos tentados a tener infidelidad virtual, como lo es accediendo a páginas de pornografía a través de internet o al usar el celular en chats, enviando mensajes e imágenes explicitas a una persona del sexo opuesto que no sea tu cónyuge. Una relación virtual incluye la formación de un vínculo emocional, mentira y traición (Stgo. 1:14-15). Cuando esto ocurre causa el mismo dolor y daño que una relación física a la relación matrimonial. El pecado de infidelidad ha ocurrido. Lo que sigue es dolor, enojo, frustración, tristeza y otras emociones que resultan de la ofensa y la herida. Debemos recordar que nuestros sentimientos no nos controlan, son los principios de Dios los que nos gobiernan en medio de cualquier laberinto de emociones.
Son los principios de Dios los que nos gobiernan en medio de cualquier laberinto de emociones.
Cuando la infidelidad ocurre nos hacemos muchas preguntas. ¿Debo perdonar a mi cónyuge? ¿Qué dice Dios en su Palabra al respecto? El perdón bíblico es requerido por Dios, es un mandamiento. Dios nos dice que nos perdonemos unos a otros como Dios también nos ha perdonado en Cristo (Ef. 4:32). Esto significa que yo entiendo el perdón de Dios, el perdón que hace posible el ser regenerado. Es el amor, la gracia y la misericordia de Dios en Cristo que lo hace posible (Is. 43:25). ¿Debo perdonar a mi ofensor? Si. ¿Cómo debo perdonar al ofensor? Esto es lo que dice la biblia. En Mt. 18:35 Jesús nos dice que perdonemos de todo corazón las ofensas. Debemos perdonar aun cuando sintamos que es difícil hacerlo, pues nuestros sentimientos no dictan nuestras acciones.
¿Por qué debo perdonar? Porque Dios me ha perdonado primero, y también yo debo hacerlo con los que me han ofendido (Lucas 11:4). No permitas que el resentimiento se albergue en tu corazón. Dios perdona a los que se arrepienten de su pecado. Si tu cónyuge te pide perdón por su pecado de infidelidad cometida debes perdonarlo porque perdonar no es una opción, es un paso de obediencia (Col. 3:13-14, Mt. 5:23; 24). Debo perdonar porque es obedecer los mandamientos de Cristo. Dios perdona a los que se arrepienten de su pecado (Hechos 3:19). Él es quien sana nuestras heridas y en el tenemos perdón de multitud de pecados (Sal 103:3). Cristo es quien ha pagado el precio en la cruz por tus pecados y los de tu cónyuge (Ef. 1:7, Is. 53:5). La palabra también nos llama a que obremos en amor, fe y confianza en quien es nuestra justicia, Cristo. Debemos pedir perdón a Dios y a nuestro cónyuge (Sal 51:1-5).
Perdonar no es una opción, es un paso de obediencia.
El perdonar no significa que las consecuencias del pecado son quitadas o borradas, tomará algún tiempo por la gracia de Dios restaurar el daño. El perdón es requerido si un cónyuge ha herido al otro (Prov. 119:165). El pedir perdón, tiene que ser audible: “¿Me perdonas?”. También debes expresar audiblemente el otorgar el perdón: ¡Te perdono! Debemos otorgarlo sin atenuantes en el proceso, sin sarcasmo (Prov.12:18) o hacer un largo sermón de ello. Si decide perdonar y no divorciarse, ambos deberán de hacer un esfuerzo por construir su matrimonio. Toma trabajo y sabiduría mantener en armonía un matrimonio (Prov. 3:13-17).
¿Qué hacer si la infidelidad de mi cónyuge es recurrente? ¿Cuantas veces debo perdonar obedeciendo a Dios? En Mt. 18:21-22 Jesús nos habla del perdón. “Señor, ¿cuantas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. No seas tentado a estar continuamente recordando la veces que ya has perdonado anteriormente a tu cónyuge. No permitas que el resentimiento se albergue en tu corazón y eche raíces de amargura (Sal. 73:21, Heb. 12:15). Cuando no ocurre el arrepentimiento debemos recurrir al consejo bíblico de Mt. 18:15-20. Paso 1: hablar con tu cónyuge a solas confrontando su pecado. Paso 2: si no hay solución, lleva testigos para que conste toda palabra. Paso 3: háblenlo con su pastor. Paso 4: asumir consecuencias de su falta de arrepentimiento.
Sabemos que el pecado tiene consecuencias, habrá que aceptar la vergüenza presente y esta también puede incluir la disolución del hogar. Hay situaciones donde el ofensor no desea arrepentirse. No debemos minimizar su falta así como tampoco debemos desear venganza propia, sino vencer con el bien el mal (Ro. 12:17-21). Debemos adoptar la mente de Cristo, pedir misericordia a Dios por el ofensor. Recordemos al ladrón al lado de Cristo en la cruz. Jesús no usó su poder para obrar, Él se sometió a la voluntad del Padre. Debemos tener la disposición de perdonar la ofensa con el poder de Su Espíritu que obra en nosotros, pues más que nuestra reconciliación con el ofensor es querer la reconciliación del ofensor con Dios. Esto requiere de Su gracia.
El perdonar no significa que las consecuencias del pecado son quitadas o borradas.
Otra manera de infidelidad en la cual también debemos pensar es nuestra relación con Dios, esto es lo más importante. Dios me dice en Su palabra que es un Dios celoso (Éxodo 3:14, Deut. 4:24), que no tengamos ningún otro dios delante de Él; también nos llama a disciplinarnos y arrepentirnos (Apoc. 3:19). ¿Cómo estoy respondiendo a Dios? La biblia nos dice que cuidemos nuestro pensamiento, nuestros ojos, nuestro hablar, nuestro actuar, que guardemos nuestro corazón. Reflexionemos en nuestro corazón sobre las siguientes preguntas, ¿Estoy a cuentas con Dios el día de hoy confesando mi pecado? ¿Cómo esta mi relación personal y de pareja con Dios? Debemos fortalecer nuestro matrimonio, practicando consistentemente el perdón mutuo como Dios nos perdona a nosotros. Además de pedir perdón al Señor, ¿hay alguien más a quien yo debo pedir perdón en este día? ¿Hay alguien a quien deba perdonar hoy como Dios me pide que lo haga? Si no hay perdón en mi corazón, no hay libertad, vivo en la cárcel de la amargura. Mi parte es tomar pasos, reconocer, arrepentirme y confesar ante Dios, quien me puede perdonar y limpiar de mi pecado (1 Jn. 1:9), (Sal. 32:1-6). Dios me dice que no hay condenación para aquellos que estamos en Cristo Jesús, en Él soy libre de la esclavitud del pecado (Rom 8:1-2). He sido rescatado y perdonado como resultado de la muerte de Cristo en la cruz (Heb 8:12). Solo en Jesús puedo ser perdonado.
Más que nuestra reconciliación con el ofensor es querer la reconciliación del ofensor con Dios.
¿Estoy respondiéndole a Dios con pureza de pensamientos y acciones como me lo pide? ¿Le estoy siendo fiel o infiel? Debo reconocer y confesar mi pecado ante Dios y buscar Su perdón, Dios perdona nuestros pecados en Cristo. Las personas no pueden perdonarse a sí mismas. El que otorga el perdón es Dios solamente (1Jn. 3:4-10, Mr. 12:32-34).
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a si mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo propio, celoso de buenas obras. Esto habla, y exhorta y reprende con toda a autoridad. Nadie te menosprecie.” (Tito 2:11-15). En Cristo tenemos Su palabra de verdad y vida eterna en la cual podemos confiar y descansar, “Si fuéremos infieles, El permanece fiel; Él no puede negarse asimismo”. (2 Tim 2:13).
Escrito por Lorena Aramburo | Consejera Bíblica en Horizonte Querétaro
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