Hay esperanza en la adicción, porque la verdadera adoración es posible a través de la obra de Cristo.

Un joven en mi iglesia debatía conmigo sobre quién era el GOAT (El más grande de todos los tiempos) en la NBA. Mientras él luchaba con algunas estadísticas para argumentar a favor de LeBron James, lo dejé “tomar la línea” y simplemente “poner el anzuelo” mientras yo sacaba un video de YouTube que comparaba todas sus estadísticas con las de Michael Jordan. Como un niño que creció en el área de Chicago, no es una sorpresa que yo estuviera a favor de MJ. Las estadísticas más sorprendentes provenían de las Finales de la NBA. ¡Michael Jordan nunca perdió! Los hechos eran claros, cuanto mayor era el escenario, mejor jugaba, lo cual era exactamente lo opuesto para LeBron. Estas estadísticas ni siquiera tomaban en cuenta todos los intangibles del liderazgo y la motivación. Todos piensan y desean que su ícono (o ídolo) sea el mejor.
Me di cuenta de algo mientras pensaba sobre nuestra conversación: el hombre ama la gloria. Los humanos aman buscar la gloria para disfrutarla y obtenerla. Desde los íconos deportivos y los resúmenes de jugadas hasta los concursos de belleza, los espectáculos de animales sorprendentes, hasta las competiciones de comida, cada canal al que giramos en la televisión nos engancha a través de la gloria. Y ni mencionar los comerciales entre los programas gloriosos que también nos venden gloria: la vida de lujo, la camioneta Ford más resistente, las mejores joyas, el destino de viaje más extravagante, etc. ¿Por qué una industria multimillonaria está estructurada de esta manera? Porque funciona. ¿Por qué funciona? Porque los humanos están diseñados para adorar la gloria.
Adoración diseñada
Al leer el relato de la creación en Génesis 1, no puedes evitar notar la misma frase al final de cada día: “y vio Dios que era bueno”. Lo que esta frase significa es que la creación de Dios reflejaba perfectamente el carácter o la gloria de su Creador. Dios es un Dios glorioso. Dios creó al hombre y lo diseñó de tal manera que anhelara la gloria. Él ama la creación de Dios y ve y adora a Dios a través de su interacción con la creación de Dios. Esto es lo que leemos en el Salmo 19. La creación habla acerca del Creador. Estas glorias menores están destinadas a señalarnos hacia la mayor gloria, que es nuestro Dios. Así que, como dice 1 Corintios 10:31, incluso comer y beber deben hacerse de una manera que reconozca y dé gloria a Dios. Usamos y disfrutamos de los regalos mientras alabamos y fortalecemos nuestra relación con el dador; sin embargo, esta compulsión por la gloria y la emoción puede ser peligrosa cuando Dios deja de ser a quien intentamos agradar o adorar. Cada vez que glorificamos la creación sobre el Creador, estamos caminando hacia la adicción. Eso es exactamente lo que ocurrió en Génesis 3.
Adoración distorsionada
Al llegar a la Caída en Génesis 3, vemos que algo muy significativo ocurre allí. Por primera vez en la historia, los humanos miraron a la creación para traerles gloria propia. Génesis 3:5 “Porque Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” El gran cambio aquí es que la creación ya no era disfrutada para la gloria de Dios, sino que ahora el hombre miraría a la creación para ser como dios. El hombre buscaría la gloria de la creación para ser solo suya en la adoración a sí mismo. Este fue el comienzo del humanismo o la adoración al hombre. Desde este tiempo caído, la humanidad ha buscado obtener todo placer posible de la creación sin pensar en el Dios que creó y posee todo lo que han consumido de la creación mientras se adoran a sí mismos. Esto se conoce como idolatría. Toda idolatría es en realidad adoración a uno mismo, y es el comienzo de la búsqueda de lo que nunca satisfará. Los humanos están diseñados para la gloria, pero son adictos al placer que pueden sacar de la creación. La humanidad no puede dejar de adorar, ¡así como no puede dejar de respirar aire! Así es como estamos diseñados. La pregunta es, ¿estamos respirando aire limpio o aire contaminado? ¿O estamos adorando al Dios Santo o a dioses menores y corruptos como el yo? Romanos 1 nos dice que Dios nos entrega a los deseos de nuestra carne mientras buscamos adorar la creación en lugar del Creador (Romanos 1:21-25). ¡Esta es la teología y razón de la adicción!
Adoración redirigida
¿Cómo se soluciona este problema de adicción y la dirección de nuestra vida? Lo interesante acerca de la adoración es que no es solo algo que hacemos, sino que es algo en lo que nos convertimos. Es la dirección a la que nos dirigimos. Es claro en las Escrituras que, al ver la gloria de Dios, estamos siendo transformados en la misma imagen (2 Corintios 3:18). Dios nos permite ver la revelación de Él mismo en la Biblia y más específicamente en Jesús. De hecho, 2 Corintios 4:6 nos dice que, así como Él llamó a la luz para que brillara de las tinieblas, Él nos muestra la gloria de Dios en la persona de Jesucristo. Al ver Su gloria, lo admiramos. Su carácter es noble y hermoso. Al deleitarnos en esto, lo deseamos (Salmo 37:4). Comenzamos a amar lo que Él ama y odiar lo que Él odia. Esto impulsa nuestras decisiones y pronto lo adquirimos. Como dice 2 Corintios 3:18, al ver Su gloria, somos transformados en ella. G. K. Beale dijo: “Nos convertimos en lo que adoramos, para la ruina o para la restauración”. Esto es exactamente lo que Dios dijo a lo largo del Antiguo Testamento. Dios dijo que los hijos de Israel se convirtieron en el buey que adoraban. El Salmo 106:19-21 nos dice que “hicieron un becerro en Horeb y adoraron una imagen de metal. Cambiaron la gloria de Dios por la imagen de un buey que come hierba. Olvidaron a Dios, su Salvador, que había hecho grandes cosas en Egipto.”
En el Nuevo Testamento, los judíos querían libertad política de los romanos, lo que los hacía muy emocionados por la venida del Mesías. Querían que el Mesías hiciera lo que ellos deseaban o resolviera sus problemas, pero esa no era la razón por la que Él vino. Él vino para liberarlos de su adoración a sí mismos y del pecado que perseguían, el cual los mantenía en esclavitud como a sus antepasados en Egipto. No necesitaban a alguien que resolviera sus problemas externos, necesitaban libertad verdadera del pecado y la esclavitud que venía de su adoración distorsionada. La razón por la que las personas hoy no obtienen libertad de la adicción es porque la adicción es adoración, y nunca dejaremos de adorar. La adicción (adoración) no es el problema. El problema es ¿a qué estamos adictos? Si estamos adictos a la gloria de Dios, seremos transformados en Su imagen. Si los hombres están adictos a la creación y la gloria que pueden obtener de ella, serán destruidos por su pecado, ya que roban a Dios la gloria que Él merece (Santiago 1:14-15). Según Isaías 42:8, Dios nos dice que no compartirá Su gloria con nada ni nadie más de esta manera: “Yo soy el Señor; ese es mi nombre; mi gloria no la doy a otro, ni mi alabanza a esculturas.”
Por lo tanto, la única manera de superar la esclavitud de adorar la creación es adorar al Dios de la gloria, para lo cual fuimos creados, y es nuestra fuente de verdadera satisfacción, paz y gozo. Esta es la vida bendita de contentamiento en nuestro Creador. Que podamos señalar a los demás y a nuestros consejeros hacia la verdadera esperanza y ayuda que Asaf encontró en el Dios vivo: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25).
Acerca del Autor

Jack Lezza II ha estado sirviendo en la Iglesia Bautista Independiente en Bolingbrook, Illinois, durante 23 años. Es miembro de ACBC y forma parte de la junta directiva y de los equipos de capacitación de BCC (Centro de Consejería Bíblica) y ENW (Equipping Nationals Worldwide).
Traducción de: Ana Zamarrón
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