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SOLEDAD



“La soledad es un dolor emocional resultado de la sensación de no estar conectado con otros. Una persona que vive la soledad puede sentirse no deseada, aislada y olvidada”. Los sentimientos de soledad son usualmente el resultado de vivir con miedo, estar aislado(a), con una falta de conexión emocional con otros, con falta de intimidad con Dios, sintiéndose rechazado(a) por alguien importante. Todos experimentaremos algún grado de soledad en algún punto de nuestras vidas. La gente que está más propensa a experimentar el dolor de la soledad son aquellos que están enfrentando algún duelo, problemas maritales y/o divorcio, enfermedades crónicas, entornos o culturas ajenas a la familia, o niños que están creciendo en un hogar complicado.


1) Soledad en la Biblia

Existen muchas personas que vivieron soledad en la Biblia. En 1 Reyes 19:10, Elías estaba en un estado de gran angustia, pues pensaba que él era el único que servía al Señor. El alma de David esperaba en silencio por Dios, a solas (Salmo 62:5). No había alguien que lo notara o tuviera cuidado de su alma (Salmo 142:4). Asaf no tenía a nadie en la tierra ni en el cielo aparte de Dios (Salmo 73:25, 26). Demas, Crescente y Tito abandonaron a Pablo. Sólo el Señor permaneció con él durante su primer juicio (2 Timoteo 4:10, 16-17). Aquellos cercanos a Jesús lo abandonaron (Marcos 14:50); Pedro lo negó (Juan 18:15-18; 25-27), y Judas lo traicionó (Mateo 26:47-50). Jesús sufrió solo en el Jardín de Getsemaní (Mateo 26:36-46), y fue abandonado por el Padre al ser colgado en la cruz (Mateo 27:46).


2) Intimidad con el Señor

Como hemos leído, la Biblia habla acerca de la soledad pero el Señor ministra poderosamente a aquellos que viven en soledad. Él ha prometido a los creyentes que a través de los tiempos nunca nos dejará, ni nos abandonará, sino que siempre estará con ellos (Salmos 139:7-12; Isaías 41:10; Mateo 28:20; Hebreos 13:5). Dios se llamó a sí mismo el esposo de su pueblo, y compara a su pueblo como “una esposa abandonada y afligida en espíritu, como la esposa de la juventud cuando ella es desechada” (Isaías 54:5, 6). Leemos en Oseas que el pueblo de Dios estaba comprometido con Él en justicia, misericordia y fidelidad (Oseas 2:19, 20). En el Nuevo Testamento, los creyentes son descritos como la novia de Cristo (Efesios 5:31, 32; Apocalipsis 21:2). Esto habla de una gran intimidad del alma, la cual es mayor a toda la intimidad experimentada entre humanos.


3) Dando apoyo

Quien esté pasando por soledad tenderá a enfocarse en él mismo; en lo que quiere y en lo que no quiere. Cuando se les da apoyo a personas solitarias, se necesitará descubrir lo que están pensando y en qué ocupan su tiempo. ¿Suelen estar interesados en lo que otras personas publican en redes sociales y se sienten tristes porque ellos no tienen citas por las noches con alguien agradable, unas buenas vacaciones o noches divertidas con amigos? ¿Están viendo películas o programas de TV deseando estar en un lugar diferente, con otras personas o deseando tener cosas que no tienen actualmente? Estos pensamientos los pueden llevar rápidamente a concluir que nadie los quiere y que sus vidas son un desperdicio.


¿Cuál es la verdad acerca del Señor y cómo Él puede obrar en su situación? ¿De qué maneras pueden ocupar mejor su tiempo? ¿Cuál sería una manera más edificante de pasar su tiempo en lugar de las redes sociales? Aprender la providencia de Dios puede ayudarlos a descubrir que el Señor está trabajando activamente en tus circunstancias para Su propósito y Su gloria. Confiar en Su verdad y vivir para Su gloria en medio de las dificultades puede tornar el dolor de la soledad en un tiempo de experimentar la gloria del Señor.


4) Importancia de la comunidad

Es importante ayudarlos a salir de su aislamiento para empezar a establecer relaciones con otras personas; entre más relaciones, mejor el resultado. A pesar de que la persona prefiera permanecer en casa, es esencial que empiecen a intentar convivir con otros y a buscar interesarse en lo que sucede a su alrededor. La Iglesia puede buscar maneras de ayudar a aquellos en soledad, visitándoles y dándoles soporte de manera práctica. Por ejemplo, crear conexiones entre los jóvenes al construir relaciones entre jóvenes de distintas edades puede ayudar a los adolescentes solitarios a crecer en su fe mientras viven situaciones difíciles.


Algunas veces, personas que han pasado por soledad por un largo tiempo son personas con grandes necesidades y buscan permanecer en cualquier forma de amor sincero. Alentar a los solitarios a buscar la intimidad con el Señor y buscar amar a los demás ayudará a prevenir que desarrollen una dependencia no sana con aquellos que se acercan a ellos. De esta manera, se puede desarrollar una comunidad genuina y de compañerismo.


Conclusión

La soledad es dolorosa y todos la experimentaremos en algún punto de nuestras vidas. Afortunadamente, el Señor nos habla en nuestra soledad y nos ministra de una manera profundamente significativa. Al apoyar a los que están solos, descubre lo que se dicen a sí mismos y cómo llegaron a esa etapa. Ayúdalos a enfocar sus corazones en la providencia de Dios, quien está trabajando en Su glorioso propósito a través de su situación. Cuando se enfocan en amar a los demás, ellos saldrán de su soledad y se convertirán en una fuente de bendición.


Preguntas de reflexión.

Mientras piensas en los momentos más solitarios de tu vida, ¿cómo es que Dios te ha ministrado? ¿Cómo la Palabra habló profundamente a tu alma en ese momento, y cómo eso impactó tu vida? ¿Conoces a alguien que vive en soledad? ¿Cómo puedes alentarlo y bendecirlo?


Anne Dryburgh es consejera bíblica certificada por la IABC y la ACBC que ha trabajado como misionera en la Bélgica de habla flamenca desde principios de la década de 1990. También es profesora invitada en Tilsley College en Escocia, una lectora externa de doctorados en la Universidad Internacional de Divinidad, autora, colaboradora habitual del blog Consejería bíblica para mujeres, y coordina el centro europeo de la Coalición de Consejería Bíblica. .


Traducido por: Jorge De León y Marcela Albarrán

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